La pandemia del coronavirus y el efecto que causó en la economía mundial está repercutiendo en los migrantes nicaragüenses que huyeron del país centroamericano tras las protestas surgidas contra el presidente Daniel Ortega en 2018.
Tal es el caso de la joven activista Samantha Jirón, quien estuvo exiliada en San José Costa Rica por dos años, temerosa de una persecución del gobierno contra opositores y manifestantes.
Samantha es originaria de la ciudad de Masaya, a unos 15 kilómetros al sur de la capital nicaragüense, la cual fue un bastión de la insurrección contra Ortega.
Ella participó como paramédico en Masaya durante el punto más álgido de la crisis y auxilió a manifestantes que fueron heridos en las protestas.
“Me exilié en Costa Rica en agosto de 2018, luego del estallido social y estuve en San José dos años, pero las difíciles circunstancias me hicieron regresarme. La crisis del COVID-19 me dejó sin empleo, no tenía cómo sustentarme. Estaba sola y me vi obligada a regresarme. Eso, aunado al deseo de querer estar en tu país y estar con tu familia”, dijo Jirón a la Voz de América.
Tras su retorno, rápidamente formó parte de la Unidad Nacional Azul y Blanco (Unab), una de las principales organizaciones opositoras de Nicaragua, desde donde asegura que sigue luchando de forma pacífica para sacar a “la dictadura de Ortega del poder”.
Para la joven nicaragüense, el pasar el fin de año junto a su familia tiene un significado especial, pues considera que este 2020 estuvo cargado de muchas tragedias en el país, como la COVID-19 y el impacto de dos huracanes.
“Ha sido muy especial este diciembre. Me siento feliz porque desde 2017 no compartía con mi familia. He podido verlos, abrazarlos, platicar con ellos a pesar de las dificultades políticas, económicas y sociales que vivimos. A pesar de todo podemos estar unidos”, dijo Jirón con alegría.
Miles de nicaragüenses retornan
Datos del Ministerio de Gobernación de Nicaragua contabilizan que un total de 88.560 personas han retornado al país en medio de la pandemia.
Se desconoce si la cifra incluye a parte de los más de 100.000 nicaragüenses que se encontraban exiliados por la crisis sociopolítica.
Solo en Costa Rica viven alrededor de 359.304 nicaragüenses y de ellos 2.342 fueron reconocidos con el estatus de refugiados hasta diciembre del 2020, según datos obtenidos por la VOA.
Jirón fue una de las que se encontraba bajo la condición refugiada, pero las dificultades económicas la obligaron a renunciar a ese beneficio.
“Regresar fue una decisión muy personal. Yo no puedo recomendar a nadie para retornar. Sostengo que no hay condiciones para retorno seguro de los exiliados. Yo asumo las consecuencias, lo que pase es algo muy personal, pero no voy a incitar nunca a que ningún exiliado regrese”, enfatizó Jirón.
Nicaragua vive una de sus peores crisis sociopolíticas de los últimos 30 años desde abril de 2018, cuando el gobierno emitió unas reformas fallidas al seguro social.
Las reformas generaron protestas y Ortega respondió con el uso de la fuerza, que dejó al menos 300 manifestantes muertos, según afirman organizaciones de derechos humanos.