Cuando las balas atravesaron un club nocturno gay en Colorado Springs, matando a cinco personas e hiriendo a muchas más, un cliente que había estado de fiesta momentos antes entró en acción, le quitó una pistola al sospechoso, lo golpeó con ella y lo inmovilizó hasta que llegó la policía. minutos después.
Fue uno de al menos dos clientes a los que la policía y los funcionarios de la ciudad atribuyen la detención del pistolero y la limitación del derramamiento de sangre en el tiroteo del sábado por la noche en el Club Q. La violencia atravesó los acogedores confines de un lugar de entretenimiento que durante mucho tiempo ha sido un lugar seguro apreciado por la comunidad LGBTQ en la ciudad de tendencia conservadora.
“Si ese individuo no hubiera intervenido, esto podría haber sido exponencialmente más trágico”, dijo el alcalde de Colorado Springs, John Suthers, a The Associated Press.
La policía identificó al presunto pistolero como Anderson Lee Aldrich, de 22 años, quien estaba bajo custodia y estaba siendo tratado por lesiones.
Al menos dos armas de fuego, incluyendo un “fusil largo” usado durante el tiroteo, fueron encontrados en el Club Q después del ataque del sábado por la noche, indicó la policía.
En su página de Facebook, el club dijo que se trató de un “ataque de odio”. Los investigadores trataban de determinar un motivo y si lo procesarán como crimen de odio, declaró el fiscal del condado de El Paso, Michael Allen. Los cargos contra el sospechoso “probablemente incluyan asesinato premeditado”, añadió.
Un hombre con el mismo nombre de Lee Aldrich fue arrestado en 2021 cuando su madre denunció que la amenazó con una bomba casera y otras armas, dijeron las autoridades, que se negaron a dar detalles sobre dicho incidente. No se hallaron explosivos, señalaron las autoridades en aquel momento, y el diario The Gazette de Colorado Springs reportó que los fiscales no presentaron cargos y que los registros estaban sellados.
Las autoridades recibieron un aviso del tiroteo en el Club Q a las 11:57 del sábado, y el primer agente llegó al lugar a la medianoche.
Joshua Thurman relató que estaba en el club con unas dos docenas de personas y se encontraba bailando cuando comenzaron los disparos. Al principio creyó que el ruido era parte de la música, hasta que escuchó otro disparo y dijo que vio el destello de un cañón.
Thurman, de 34 años, dijo que corrió junto con otra persona hacia un vestidor, donde ya había alguien escondiéndose. Le echaron el cerrojo a la puerta, apagaron las luces y se tendieron en el suelo, pero podían escuchar los actos de violencia que se desarrollaban, incluyendo cuando el agresor fue golpeado, narró.
El agresor fue confrontado por “al menos dos personas heroicas” que lucharon y sometieron al sospechoso, dijo el jefe de policía Adrian Vasquez.
“Tenemos con ellos una gran deuda de agradecimiento”, añadió. Los detectives también indagan si Aldrich recibió ayuda antes del ataque, dijo Vasquez.
La policía no dio más detalles sobre las otras armas de fuego que se encontraron en el lugar.
De los 25 lesionados, al menos siete estaban en estado crítico, dijeron las autoridades. Algunos resultaron heridos mientras intentaban huir, y se desconoce si todas las víctimas fueron baleadas, explicó la policía.
El suceso hizo recordar la matanza de 2016 en el club gay Pulse de Orlando, Florida, donde murieron 49 personas. Colorado ya ha experimentado varios asesinatos masivos, entre ellos el de la secundaria Columbine en 1999, el de un cine de un suburbio de Denver en 2012 y el de un supermercado de Boulder el año pasado.
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