El expresidente peruano Alan García eligió suicidarse para no ser humillado por sus enemigos políticos, según una carta que habría escrito antes de morir.
La carta fue leída el viernes por una de sus hijas en el velatorio realizado en el local de partido político APRA, que llevó a García a gobernar dos veces el país, poco antes de que sus restos fueran llevados al Camposanto de Huachipa, en las afueras de Lima, para ser cremados por decisión familiar.
"No tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir estas injusticias y circos", dijo con palabras entrecortadas Luciana García, durante el velatorio, citando la carta que afirmó dejó su padre antes de suicidarse.
"Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo; y mi cadáver, como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios", manifestó.
García se suicidó el miércoles de un disparo en la cabeza a los 69 años cuando la policía llegó a su casa para arrestarlo en el marco de una pesquisa por corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, en un dramático giro en el escándalo de sobornos más grande de América Latina.
Los fiscales investigaban también a García por presuntamente recibir 100.000 dólares de fondos oscuros de Odebrecht por una conferencia que dio en Sao Paulo, poco después que dejara la presidencia en el 2011.
García había negado varias veces que recibió sobornos y se declaró un perseguido político.
"En este tiempo de rumores y odios repetidos, que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades. Por muchos años me situé por sobre los insultos", agregó la supuesta carta leída ante miles de sus seguidores.
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Reuters no pudo comprobar de inmediato la autenticidad de la misiva ni cuándo la escribió García, cuyo primer mandato (1985-1990) imprimió una gestión de perfil izquierdista y populista que terminó en una crisis económica; y en su segundo gobierno (2006-2011) fue un liberal amigo del libre mercado.
El Gobierno del presidente Martín Vizcarra ofreció a la familia de García una ceremonia con honores de Estado como corresponde a un expresidente, pero ésta lo rechazó y prefirió un velatorio privado, junto a sus amigos.
La muerte de García podría profundizar la división entre el Gobierno de Vizcarra y la oposición de derecha que controla el Congreso, donde el exmandatario tenía aliados influyentes.