En un intento por desbloquear el estancamiento en torno al cierre parcial del gobierno, Donald Trump ofreció el sábado ampliar las protecciones temporales a los jóvenes que ingresaron de forma ilegal a Estados Unidos cuando eran niños y para quienes huyen de zonas de desastre a cambio de su prometido muro fronterizo. Pero aunque el presidente presentó la medida como un “compromiso de sentido común”, los demócratas lo rechazaron de inmediato y dijeron que “no servía de nada”.
Mientras las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses culpan a Trump y a los republicanos del cierre del gobierno, el dirigente dijo desde la Casa Blanca que buscaba “romper el estancamiento y presentar al Congreso una alternativa para poner fin al cierre de gobierno y solucionar la crisis en la frontera sur”.
Con la esperanza de presionar a los demócratas, la Casa Blanca presentó el anuncio como un gran paso adelante. Pero Trump no renunció a su demanda de 5.700 millones de dólares para el muro y, en esencia, se ofreció revocar de forma temporal algunas de sus acciones migratorias, que han sido bloqueadas por cortes federales.
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Tras una semana marcada por sus duros enfrentamientos con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, no estuvo claro si la oferta de Trump llevará a la reapertura del gobierno, que lleva paralizado un récord de 29 días. La propuesta se produjo mientras cientos de miles de empleados federales siguen sin cobrar sus salarios, lo que derivó en problemas financieros para muchos. Muchos servicios públicos están suspendidos durante el cierre.
Los demócratas rechazaron la propuesta de Trump antes incluso de su anuncio formal. Pelosi dijo que la esperada oferta no era más que “una recopilación de varias iniciativas rechazadas previamente” y que no recibiría el visto bueno de la Cámara de Representantes.
“La parte original de la propuesta del presidente no es buena. Lo que es bueno en la propuesta no es original”, tuiteó más tarde.
El líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, la calificó de “más toma de rehenes”, señalando que fue Trump quien puso en riesgo el futuro de los migrantes a los que propuso ayudar.
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El senador demócrata por Nueva York declaró que hay solo “una salida” al cierre: “Abra el gobierno, señor presidente, y entonces demócratas y republicanos podrán tener una discusión civilizada y alcanzar soluciones bipartidistas”.
Los demócratas presentaron su propio plan para intentar romper el impasse el viernes en la noche al comprometerse a destinar cientos de miles de millones más a seguridad fronteriza. Pero Trump, que todavía no reconoció esa oferta, presentó un plan en el que, según funcionarios, había estado trabajando durante días.
En un intento por presentar el plan como una manera de avanzar a nivel bipartidista, Trump señaló que contaba con el apoyo de demócratas “de bajo rango”, pero los demócratas de mayor peso aclararon que no fueron consultados. El presidente también afirmó que el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, someterá la propuesta a votación en la semana, aunque los demócratas con seguridad votarán en contra. McConnell había dicho antes que el Senado no votaría hasta que Trump y los demócratas acuerden una propuesta.
La iniciativa del presidente parecía tener pocas opciones de lograr los 60 votos que necesita para salir adelante en el Senado. Chris Coons, un demócrata de Delaware al que la Casa Blanca considera un posible socio en cuestiones migratorias, dijo que no lo respaldaría, y Lisa Murkowski, otra centrista clave, de Alaska, apuntó que estudiaría los detalles del plan pero no se comprometió a votar a favor.
El discurso de Trump desde la Sala Diplomática fue el segundo a la nación desde el inicio del cierre parcial, del gobierno. En esa ocasión buscó dar un tono más diplomático, haciendo hincapié en la necesidad de que los dos bandos trabajen. Defendió que la barrera fronteriza es necesaria para bloquear lo que describió como un flujo de drogar y delincuencia, pero mencionó “barreras de acero en ubicaciones de alta prioridad” en lugar de “una estructura de concreto de 2.000 millas de costa a costa”.
La propuesta fue rechazada de inmediato también desde algunos sectores conservadores _ como NumbersUSA, un grupo que busca reducir la inmigración tanto legal como ilegal al país. En el otro lado del arco político, grupos progresistas criticaron también la propuesta, con Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), calificándola de “propuesta unilateral”.