Se suponía que sería el final. Pero cuando llegó el final, Donald J. Trump, cuadragésimo quinto 45º presidente de Estados Unidos, no estaba dispuesto a admitir la derrota: “Si cuentas los votos legales, gano fácilmente. Si cuentas los votos ilegales, pueden intentar robarnos las elecciones” aseveró Trump.
Trump instó a sus partidarios a impedir que el Congreso certifique esos resultados el 6 de enero de 2021: “Luchamos como el infierno. Y si no luchas como el infierno, ya no tendrás país” expresó.
El resultado fue una escena antes inimaginable en Estados Unidos que condujo a su segundo juicio político. La falta de voluntad de Trump para aceptar un “no” como respuesta era típica de un hombre que siempre ha desdeñado las convenciones, indicó Russ Buettner, periodista de New York Times:
"Creo que lo que ves es a alguien que tiene una confianza increíble en su propia intuición" expresó.
A principios de 2020, la pandemia de COVID-19 puso a prueba a Trump. Aceleró el desarrollo de vacunas que salvan vidas, no obstante, con más de 9 millones de estadounidenses infectados y un número de muertos superior a 230.000, los votantes de noviembre eligieron a Joe Biden como su próximo presidente.
Fuera de su cargo, Trump enfrentó múltiples acusaciones penales y es el primer expresidente condenado por un delito grave. Y, sin embargo, nunca ha sido más popular que ahora. Sobreviviendo a dos intentos de asesinato este año manifestó Pam Smith, partidaria de Trump: “Dios tiene un plan para Trump. Y absolutamente se salvó por algún propósito y razón. Y, con suerte, se convertirá en el presidente número 47” sentenció.
La política estadounidense nunca ha sido la misma desde que Donald Trump entró en el campo. Y el hombre que alguna vez fue coautor de “El arte del regreso”, ahora puede estar diseñando uno de los más grandes de la historia de Estados Unidos.
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