Un mensaje acerca de un grupo de personas que estaba muriendo de hambre, que se cree provino de alguien que vivía dentro de un campamento improvisado en el norte de Nuevo México, condujo al hallazgo de 11 niños que vivían en condiciones deplorables.
Los agentes del Departamento de Policía del condado de Taos dijeron el sábado que los niños, de entre 1 y 15 años de edad, fueron evacuados del campamento ubicado en la pequeña localidad de Amalia, a 233 kilómetros (145 millas) al noreste de Albuquerque _una zona aislada en el desierto cerca del límite estatal de Nuevo México con Colorado. Los menores fueron entregados a funcionarios estatales de bienestar infantil.
Dos hombres fueron detenidos durante la búsqueda. Siraj Wahhaj fue arrestado con una orden judicial pendiente en el estado de Georgia por secuestro infantil y Lucas Morten fue encarcelado bajo sospecha de albergar un fugitivo, indicó el jefe de policía Jerry Hogrefe.
No se pudo contactar a sus abogados el domingo.
Un niño de 3 años que fue reportado como desaparecido desde diciembre de 2017 en el condado de Clayton, en Georgia, no se encontraba entre los 11 niños que fueron hallados en el campamento.
Tres mujeres, que se presume son las madres de los niños, fueron detenidas y posteriormente salieron libres.
“Los niños están bajo nuestra custodia y nuestra principal prioridad ahora mismo es su salud y bienestar”, dijo Monique Jacobsons, secretaria del Departamento de Niños y Familias de Nuevo México, en un comunicado. “Continuaremos trabajando de cerca con las autoridades en esta investigación”.
La búsqueda en el campamento ubicado a unos kilómetros de la frontera con Colorado surge en medio de una pesquisa de dos meses en colaboración con las autoridades del condado de Clayton y con el FBI, de acuerdo con Hogrefe.
El jefe de policía dijo que los agentes del FBI habían vigilado el área durante algunas semanas pero no habían encontrado ninguna causa probable para registrar la propiedad.
Eso cambió cuando los detectives del estado de Georgia remitieron un mensaje a la oficina de Hogrefe que inicialmente había sido enviado a una terca parte.
“Estamos muriendo de hambre y necesitamos agua y comida”, decía el mensaje.
Hogrefe señaló que había razones para creer que el mensaje había sido enviado por una persona que se encontraba dentro del campamento.
“Sabía que no podíamos esperar a que otra agencia interviniera y que teníamos que ir a revisar esto tan pronto como fuera posible”, aseveró.
Hogrefe describió lo que las autoridades encontraron “la pobreza y las condiciones de vida más miserables” que haya visto en sus 30 años de trabajo.