Los inmigrantes que residen en Estados Unidos están hallando empleo con más rapidez que los propios estadounidenses, aunque a un precio muy alto porque están ganado mucho menos que antes de que estallara la recesión, según un estudio difundido por Pew Hispanic Center.
Después que terminó oficialmente la crisis en junio del 2009, los inmigrantes han recuperado 656 mil empleos, en tanto que los trabajadores nacidos en el país perdieron un millón 200 mil puestos de trabajo, dice el informe.
Sin embargo, los salarios de los inmigrantes disminuyeron por lo general 4,5 por ciento entre el 2009 y el 2010, mientras que la pérdida para los trabajadores estadounidenses fue de menos de uno por ciento.
Según Pew, en el segundo trimestre de este año, el ingreso promedio semanal para los estadounidenses fue de 653 dólares, en tanto que para los inmigrantes fue de 525 dólares.
A los hispanos en general, tanto los nacidos en Estados Unidos como los inmigrantes, les fue peor que a cualquier otro segmento de la población ya que sus salarios cayeron durante dos años consecutivos.
De acuerdo con el estudio, las razones por las cuales sólo los trabajadores extranjeros ganaron empleos durante la recuperación no son claras, aunque “un factor podría ser la mayor flexibilidad de los inmigrantes”.
El argumento parece apuntar a que estos están dispuestos a mudarse de ciudad y cambiar de tipo de trabajo con mayor facilidad que el resto de la población, según el reporte.
Con todo, el estudio advierte que la recuperación de empleos está lejos de haberse completado para los inmigrantes, que representan el 15,7 por ciento de la fuerza laboral en EE.UU.
El informe precisa que los 656 mil empleos que los inmigrantes lograron retomar durante el primer año de recuperación son insuficientes comparados con el millón 100 mil puestos de trabajo que perdieron entre el 2008 y el 2009, durante lo peor de la crisis.