Economía y seguridad serán temas prioritarios para el presidente Barack Obama cuando reciba en la Casa Blanca la semana próxima a Enrique Peña Nieto, mandatario electo de México, país con el que EE.UU. no sólo comparte grandes intereses comerciales sino también una frontera de más de tres mil kilómetros de extensión.
En el encuentro, pactado para el 27 de noviembre, cuatro días antes de que Peña Nieto tome posesión, se prevé que el nuevo presidente mexicano exponga a Obama su interés en incrementar la cooperación bilateral, incluida la lucha contra el narcotráfico, pero enfocándose en reducir la violencia desatada en México a resultas de la guerra contra el crimen organizado, que según estimados ha dejado más de 60 mil muertos en el país.
Un comunicado difundido por el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, anticipó que EE.UU sigue comprometido en su alianza con México en aras de elevar la competitividad económica y el desarrollo regional, pero también en “crear una frontera segura y eficiente para el siglo XXI”, y afrontar “retos comunes en torno a la seguridad”.
No obstante, según la agencia mexicana de noticias Proceso (APRO), emisarios del próximo mandatario encabezados por su principal asesor, Luis Videgaray, han hecho saber a funcionarios y legisladores estadounidenses que la lucha contra el narcotráfico dejaría de ser una prioridad para el nuevo gobierno en la relación bilateral para dar paso a las inversiones, asuntos energéticos y el comercio.
Emilio Lozoya, consejero de asuntos internacionales de Peña Nieto, dijo a Proceso que antes de reunirse con Obama, el presidente electo se entrevistará en Washington con líderes republicanos y demócratas del Congreso, en una cena prevista para la noche del lunes 26.
En el encuentro, pactado para el 27 de noviembre, cuatro días antes de que Peña Nieto tome posesión, se prevé que el nuevo presidente mexicano exponga a Obama su interés en incrementar la cooperación bilateral, incluida la lucha contra el narcotráfico, pero enfocándose en reducir la violencia desatada en México a resultas de la guerra contra el crimen organizado, que según estimados ha dejado más de 60 mil muertos en el país.
Un comunicado difundido por el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, anticipó que EE.UU sigue comprometido en su alianza con México en aras de elevar la competitividad económica y el desarrollo regional, pero también en “crear una frontera segura y eficiente para el siglo XXI”, y afrontar “retos comunes en torno a la seguridad”.
No obstante, según la agencia mexicana de noticias Proceso (APRO), emisarios del próximo mandatario encabezados por su principal asesor, Luis Videgaray, han hecho saber a funcionarios y legisladores estadounidenses que la lucha contra el narcotráfico dejaría de ser una prioridad para el nuevo gobierno en la relación bilateral para dar paso a las inversiones, asuntos energéticos y el comercio.
Emilio Lozoya, consejero de asuntos internacionales de Peña Nieto, dijo a Proceso que antes de reunirse con Obama, el presidente electo se entrevistará en Washington con líderes republicanos y demócratas del Congreso, en una cena prevista para la noche del lunes 26.