El presidente estadounidense, Barack Obama, y el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, parecían cerca de alcanzar un acuerdo para evitar la caída al abismo fiscal, pero en caso de que no lo logren, los republicanos dijeron este martes estar listos para un plan “B”.
Ambos líderes conversaron nuevamente el lunes durante 45 minutos y la propuesta de Boehner de subir los impuestos solo a aquellos que ganen más de un millón de dólares al año, fue contestada con una contrapuesta del presidente de que ese aumento sea para quienes ganen más de $400.000 dólares anuales.
Pero Boehner declaró este martes a los periodistas que en cuanto al plan balanceado del que se ha venido hablando “el Presidente todavía no ha llegado allí”.
“La Casa Blanca ofreció $1,3 billones de dólares en nuevas recaudaciones y solo $800 mil millones en reducciones y eso no es un plan balanceado, en mi opinión”, dijo Boehner.
El líder republicano insistió que su plan “B” para evitar caer en el abismo fiscal, que aumentaría los impuestos a todos los estadounidenses, “protegerá a los que ganen $1 millón de dólares (anuales) o menos”.
“De todas maneras tengo fe de poder conseguir un acuerdo con la Casa Blanca”, finalizó Boehner.
Los republicanos de la Cámara se han opuesto en principio a cualquier incremento en las tasas impositivas y exigen en cambio que se recorte el gasto gubernamental. Los demócratas, por el contrario, habían mantenido la posición de aumentar los ingresos subiendo los impuestos de los más ricos, pero no aceptan recortes a sus programas de beneficencia como el Medicare y el Medicaid.
Según el periódico The Washington Post, Obama también habría cedido a la demanda republicana de aplicar una compensación por inflación menos generosa en el gasto del gobierno. Ese cambio ahorraría $225 mil millones de dólares en la próxima década, de los cuales más de la mitad provendría de aumentos más pequeños en la compensación por el aumento del costo de vida para los beneficiarios del Seguro Social.
El presidente también tendrá que buscar apoyo entre los demócratas para llegar a un acuerdo.
De no haber acuerdo, una serie de medidas económicas –entre ellas profundos recortes y aumento de impuestos generalizados—entrarían en vigor a partir del 1 de enero.
Ambos líderes conversaron nuevamente el lunes durante 45 minutos y la propuesta de Boehner de subir los impuestos solo a aquellos que ganen más de un millón de dólares al año, fue contestada con una contrapuesta del presidente de que ese aumento sea para quienes ganen más de $400.000 dólares anuales.
Pero Boehner declaró este martes a los periodistas que en cuanto al plan balanceado del que se ha venido hablando “el Presidente todavía no ha llegado allí”.
“La Casa Blanca ofreció $1,3 billones de dólares en nuevas recaudaciones y solo $800 mil millones en reducciones y eso no es un plan balanceado, en mi opinión”, dijo Boehner.
El líder republicano insistió que su plan “B” para evitar caer en el abismo fiscal, que aumentaría los impuestos a todos los estadounidenses, “protegerá a los que ganen $1 millón de dólares (anuales) o menos”.
“De todas maneras tengo fe de poder conseguir un acuerdo con la Casa Blanca”, finalizó Boehner.
Los republicanos de la Cámara se han opuesto en principio a cualquier incremento en las tasas impositivas y exigen en cambio que se recorte el gasto gubernamental. Los demócratas, por el contrario, habían mantenido la posición de aumentar los ingresos subiendo los impuestos de los más ricos, pero no aceptan recortes a sus programas de beneficencia como el Medicare y el Medicaid.
Según el periódico The Washington Post, Obama también habría cedido a la demanda republicana de aplicar una compensación por inflación menos generosa en el gasto del gobierno. Ese cambio ahorraría $225 mil millones de dólares en la próxima década, de los cuales más de la mitad provendría de aumentos más pequeños en la compensación por el aumento del costo de vida para los beneficiarios del Seguro Social.
El presidente también tendrá que buscar apoyo entre los demócratas para llegar a un acuerdo.
De no haber acuerdo, una serie de medidas económicas –entre ellas profundos recortes y aumento de impuestos generalizados—entrarían en vigor a partir del 1 de enero.