Después de que el miércoles el secretario de Defensa, Mark Esper, afirmara que no aprueba una intervención militar para acallar las protestas que sacuden al país desde hace días, la Casa Blanca volvió a insistir hoy: "Todas las opciones están sobre la mesa".
"La seguridad del pueblo estadounidense es la principal preocupación de Donald Trump. Punto. Todas las opciones están sobre la mesa", declaró el jueves el portavoz adjunto del presidente, Hogan Gidley, en una breve conversación con periodistas.
Desde la muerte del afroestadounidense George Floyd, se ha producido una oleada de protestas por todo Estados Unidos, algunas de las cuales desembocaron en actos de vandalismo y disturbios. Ante la escalada de tensión, el presidente Trump anunció el lunes que llamaría al ejército regular si las autoridades locales, muchas de ellas con el apoyo de la Guardia Nacional, no eran capaces de calmar la situación.
Sin embargo, el secretario Esper dijo ayer, desde la sala de prensa del Pentágono, que no aprueba una intervención militar puesto que ese es un recurso que solo debe emplearse “en las situaciones más urgentes y extremas”.
Horas después, la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, subrayó que "solo el presidente tiene la autoridad de invocar la Ley de Insurrección", que es la que permite que tropas regulares tomen parte en operaciones de seguridad en suelo estadounidense, aunque dijo que "por el momento" Trump no contempla hacerlo.
Preguntado sobre si el mandatario sigue respaldando al secretario de Defensa después de sus declaraciones de ayer, Gidley se mostró críptico: "Cuando se pierde la confianza del presidente, si se pierde, todos lo saben".
Este jueves, además, se reforzaron aún más las medidas de seguridad en torno a la Casa Blanca y han circulado por redes sociales imágenes de tropas regulares llegando a la capital del país, aunque por el momento no han sido desplegadas por las calles de la ciudad.