El presidente Donald Trump viaja este martes a la ciudad sureña de Alamo, en Texas, cerca de la frontera entre Estados Unidos y México, donde se espera que use uno de los días finales de su administración en los esfuerzos para reducir la inmigración ilegal.
Será la primera aparición pública de Trump desde el miércoles pasado, cuando pronunció un discurso ante sus simpatizantes en Washington alegando que la elección presidencial estaba siendo robada y los exhortó a “luchar” antes que irrumpieran en el Capitolio.
La visita a Texas tiene lugar mientras la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes impulsa esfuerzos para remover a Trump de su cargo.
La inmigración fue uno de los temas principales de la campaña de Trump para la presidencia en 2016, con frecuentes llamados a construir un muro a lo largo con la frontera con México.
Con su término próximo a concluir el 20 de enero, la administración ha levantado unas 450 millas de muro, mayormente reemplazando pequeñas barreras existentes a lo largo de la frontera.
La visita tiene lugar también después de la renuncia sorpresiva del secretario de Seguridad Nacional interno, Chad Wolfe.
Antes del viaje de Trump a Alamo, el Southern Poverty Law Center pidió la suspensión de la visita, alegando que “solo aumentará el daño y generará más violencia”.
“Por años, las comunidades en la frontera han resistido la agenda intolerante de esta administración”, dijo Efrén Olivares, subdirector legal del Proyecto de Justicia para el Inmigrante de esa entidad, en un comunicado.
“Son estas comunidades, desde San Diego hasta Brownsville, las que han sido sujetas a una violencia inaceptable inflamada por la retórica antiinmigrante y las políticas xenofóbicas del presidente”, agregó.
