Víctor tuvo que quedarse de pie junto a los otros padres para dejar que su hijo pudiera dormir en el suelo del centro de detención para migrantes en Texas donde pasaron tres noches.
“Es nada más un pasillo, se llenaba y nos quedábamos todos apretados”, contó el salvadoreño que fue apresado luego de cruzar, con su hijo de dos años, el caudaloso río Grande en la frontera entre Estados Unidos y México.
Según la ley actual, las familias migrantes solo pueden ser detenidas por un máximo de 20 días. Sin embargo, esto puede cambiar con una nueva regla que elimina este plazo y permite que los menores sean detenidos, junto a sus padres, de manera indefinida.
La medida fue criticada por organizaciones en defensa de los Derechos Humanos, quienes han denunciado, junto con legisladores y funcionarios del gobierno, el hacinamiento que se vive en los centros de detención. Víctor y su hijo estuvieron en una “hielera”, como han bautizada los migrantes a algunos de los centros por el frío que dicen sentir dentro de las instalaciones. Ambos fueron liberados con una orden de presentación ante un juez de inmigración.
“En el transcurso del día tu sientes el clima bajo, ya en la noche ellos le suben (…) no sé si para que sientas más frío es para que te desesperes y digas ‘no, ya dame mi deportación para irme mejor para mi país”, contó el migrante.
Aunque el hombre de 24 años cubrió a su hijo con las dos mantas térmicas que le dieron , el pequeño no dejó de temblar. “Yo lo apretaba, trataba de envolverlo para que él no sintiera”, contó el migrante. “Todos los niños estaban enfermos de tos, todos tosiendo por el mismo helado que se sentía”, relató.
En el último año, siete niños han muerto mientras estaban bajo la custodia de agencias migratorias de EE.UU. o al poco tiempo después de ser liberados.
El aumento de la llegada de migrantes, sumado a la falta de recursos y personal tanto han sido, según el gobierno del presidente Donald Trump, los responsables del deterioro en las condiciones de los centros de detención.
“Debido al excesivo volumen [de llegadas de migrantes] que estamos viviendo ahora ha sido terriblemente difícil para nosotros administrarlos en nuestras actuales instalaciones”, dijo a la VOA Raúl Ortiz, jefe de Patrulla Fronteriza del sector del río.
Más de 430.000 miembros de unidades familiares han sido detenidos por las autoridades migratorias desde octubre del 2018 a julio de este año, lo que representa un aumento 456% con respecto al mismo periodo del año pasado, según datos de CBP.
Funcionarios del gobierno de Trump, incluidos el director interino de Seguridad Nacional Kevin McAleenan y el consejero superior del presidente, Stephen Miller, han dicho que para solucionar la crisis en la frontera hay que acabar con los vacíos legales que permiten que las personas que piden asilo se queden en Estados Unidos y no se presenten ante las cortes para dar seguimiento a sus casos.
El agente de la patrulla fronteriza, coincide con esta visión.
“Necesitamos ser capaces de mantener a las unidades familiares en custodia durante más tiempo para que puedan presentar su caso frente a un juez de inmigración que determine si deberían recibir ayuda migratoria”, dijo el oficial a la VOA.
Víctor, sin embargo, cree que con la manera en la que se trata a los migrantes que, como él, buscan entrar a EE.UU., las autoridades “están violando los derechos humanos”.
Él dice que decidió cruzar de manera irregular por el futuro de su hijo: “Uno se aguanta (…) te arriesga por ellos, das la vida”.
Entrevistas de Jorge Agobian. Escrita por Alejandra Arredondo.