Decenas de migrantes abordan lanchas en las playas de Necoclí para navegar 41 millas hasta Capurganá, una remota costa del Caribe colombiano que es la puerta de ingreso a Centroamérica. A partir de ese punto, los migrantes se internan en la selva del Darién, conocida por los peligros naturales y los grupos criminales que operan en la zona.