Grecia vive una nueva huelga general de 48 horas antes del voto parlamentario sobre las medidas de austeridad destinado a evitar la bancarrota. El paro convocado por los dirigentes sindicales espera ser el más grande en años.
Los servicios de salud, el transporte aéreo, transporte público, el cierre de escuelas y otros servicios públicos se están viendo afectados por la huelga, si bien, algunos han optado por hacer una huelga de menor tiempo, como los controladores aéreos, que definieron una huelga de 12 horas en lugar de las 48.
El primer ministro griego, George Papandreou, ha implorado al Parlamento que apruebe el nuevo plan de austeridad para que los acreedores internacionales del país entreguen a Grecia otro pago del rescate acordado el año pasado de $159.000 millones de dólares. Grecia dice que podría caer en default sin el pago.
La primera votación está programada para la noche del miércoles 19 de octubre, mientras que el segundo voto de austeridad tendrá lugar un día después.
El gobierno griego ordenó a los recolectores de basura la vuelta al trabajo para comenzar a cobrar tras 17 días de que la basura podrida se apile a lo largo de las calles de Atenas.
La tasa de desempleo golpeó con un 16,5% en julio, según el gobierno griego, justo por debajo del récord establecido en mayo. Los trabajadores jóvenes fueron los más afectados, con dos de cada cinco sin trabajo.
El informe de desempleo llegó con una oleada de paros que envolvieron Grecia antes de la planeada huelga general que vive en estos momentos. Los barcos griegos permanecieron amarrados en los puertos.
Algunos legisladores del Partido Socialista de Papandreou se oponen a las medidas de austeridad, que incluyen aumentos de impuestos y cambios en las reglas de negociación colectiva. Los recortes del gasto anteriores no hicieron mella en la enorme deuda de Grecia, que se sitúa en un 162% de su producción económica.
Similitud con Portugal
De la misma forma, los sindicatos de Portugal, otro país con problemas financieros, han convocado otra huelga general en todo el país. Los líderes sindicales están molestos porque el gobierno planea más recortes de gastos, incluyendo recortes en los salarios del servicio público.
El primer ministro portugués Pedro Passos Coelho ha calificado al estado financiero del país de una emergencia nacional. Los recortes de gastos y aumentos de impuestos son las condiciones para obtener los $108.000 millones del rescate para Portugal de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.