La ciudad de Los Angeles es conocida más por sus carreteras que por sus árboles, pero existen 70 jardines comunitarios, dentro y alrededor de la ciudad, que ofrecen un poco de la naturaleza a los residentes del área y les permiten plantar y cosechar sus propias frutas y verduras.
Organizadores dicen que estos jardines promueven la autosuficiencia, embellecen las vecindades y conservan espacios verdes en medio de la ciudad.
El padre Butch es un sacerdote de la Iglesia St. Mary’s que se encarga de un jardín comunitario.
Él dice que la mayoría de las 30 personas que tienen una parcela en este jardín vienen de Latinoamérica y trabajan uno o dos trabajos.
Mientras que algunos vecinos que plantan en el jardín venden o regalan su cosecha, en este jardín, todo lo que cultivan los participantes es consumido por los que viven en la vecindad.
Los participantes a menudo trabajan en grupo para cultivar y mantener el jardín limpio. Es por ese esfuerzo unificado, dice el padre Butch, que todos están motivados a compartir, trabajar en equipo y promover valores positivos que ayudan a toda la comunidad.
Ángela Martínez explica porque participa: “Me gusta cultivar cosas, me gustan las verduras, me gusta ver y observar cómo crecen las cosas”.
Charley Jones es uno de los participantes de estos jardines comunitarios en el área de Watts. Él siembra vegetales y se come lo que cosecha.
“Saludable, uno come saludable así”, cuenta. “Tal vez sólo licuarlo y tomar el jugo, puede uno hacer eso, yo lo hago a veces. Yo tengo ya casi 80 años y me siento bien”.
Odis Walker es el presidente del jardín Greater Watts y, al igual que el padre Butch, dice que el cosechar sus propias frutas y verduras, enseña lecciones importantes.
“Le muestra a la gente que uno puede sobrevivir”, dice. “Si una planta puede sobrevivir, uno puede sobrevivir. Todo es un ciclo”.
