Nueva York es una ciudad conocida por sus espacios limitados, pero sus residentes no tienen límites en cuanto a innovación. En la “Gran Manzana”, la última moda es el cultivo en los techos.
Los individuos y los restaurantes han empezado a plantar su propia comida en los únicos espacios que tienen disponibles: sus techos.
La práctica es algo que nació por razones ambientales, no económicas, pero algunas compañías desean que se pueda convertir en algo rentable para que así se convierta en una alternativa barata a comprar vegetales de los supermercados, especialmente en áreas donde residen personas de bajos recursos, donde usualmente las verduras frescas son difíciles de encontrar y son caras.
Amber Kusmenko y su novio Louis Kofsky cultivan jitomates, pepinos, zanahorias e hierbas.
Después de leer libros y de platicar con otros cultivadores, la pareja aprendió cómo preparar la tierra, sembrar plantas, utilizar agua de lluvia y atrapar calor urbano.
“Creo que hay maneras de que las ciudades puedan ser ambientalmente sustentables y que puedan cosechar su propia comida”, dice Kusmenko.
Un buen ejemplo es el restaurante Roberta’s Pizzeria. Para hacer lucir mejor su estacionamiento, la pizzería compró dos vagones de tren viejos y plantó una variedad de verduras sobre ellos, y así convirtió el estacionamiento en un jardín y en una área del restaurante.
Una empresa llamada BriteFarm Systems provee jardines que se pueden mantener en techos a escuelas, organizaciones sin fines de lucro y corporaciones. La empresa tiene al menos cuatro proyectos en la ciudad, los que dice que estarán funcionando para principios del próximo año.
