Son largas filas por doquier para buscar alimentos, ropa y para encontrar ayudas de transporte. Pero sobre todo, para iniciar sus trámites migratorios. Ese es el día a día de los migrantes recién llegados a la ciudad de Nueva York que bajo la legalidad no pueden trabajar.
“Al llegar aquí la gente llega con todo ese bagaje de dolor, de sufrimiento, de frustración al esperar, al someterlos a estos procesos que son muy inhumanos y crueles, que no tienen una fecha límite”, dice Juan Carlos Ruíz, párroco y activista de la iglesia del Buen Pastor.
Según estadísticas de la alcaldía, más de 250 mil personas en la ciudad viven con problemas mentales y según especialistas de la Universidad de Nueva York, la inestabilidad de vivienda y falta de trabajadores sociales serían dos de los agravantes. La situación de los migrantes abarca estas carencias.
“Los que veo más y más deteriorados son los que vienen solos, la mayoría hombres, jóvenes en sus 20-30 años”, continúa Ruíz.
El abuso de sustancias y alcohol son a veces las salidas más recurrentes y están directamente conectadas con los problemas mentales, según especialistas. En los albergues municipales se han reportado al menos tres incidentes relacionados al alcohol.
“Había un incidente en las semanas antepasadas que ingresan bebidas alcohólicas y se ponen a hacer su fiesta ahí, no es que no tienen para la renta? qué les pasó? No es porque te dan la mano, tú vas a seguir hasta el codo”, Comenta María, migrante mexicana.
Según activistas, las personas solas, hombres en su mayoría y con responsabilidades financieras estarían en el grupo de migrantes más vulnerables. Traumas relacionados con la travesía para llegar a Estados Unidos estarían contribuyendo también al deterioro de su salud mental. Ángela González, Voz de América, Nueva York.