Las negociaciones para un nuevo contrato laboral entre General Motors y el sindicato automotor continuaban lentamente el miércoles, en la tercera jornada de una huelga que ha paralizado 33 fábricas de la empresa en Estados Unidos.
Las comisiones encargadas de resolver asuntos espinosos como salarios, seguro de salud, plazas temporales y nuevos empleos para los trabajadores de plantas cuyo cierre está previsto trabajaron hasta el anochecer del martes y planeaban reanudar su tarea el miércoles.
El vocero del sindicato UAW, Brian Rothenberg, dijo que los progresos eran lentos pero reales.
Más de 49.000 trabajadores se declararon en huelga el lunes en una disputa en torno al reclamo de una mayor participación en las ganancias de GM y el objetivo de la empresa de reducir los costos laborales.
Los costos del seguro de salud y darles a los trabajadores temporarios la posibilidad de obtener puestos permanentes eran dos de los obstáculos principales hacia la firma de un nuevo contrato laboral para los próximos cuatro años.
En los piquetes, muchos trabajadores expresaron esperanzas en una rápida solución, pero aseguraron que están dispuestos a continuar el tiempo que sea necesario.
El analista de Citi, Itay Michaeli, dijo en una nota a los inversores que la huelga le cuesta a la empresa 100 millones de dólares diarios en ganancias. Sin embargo, GM tiene suficiente stock acumulado para proveer a los concesionarios durante 77 días, aunque algo menos en el caso de los grandes SUV, según Cox Automotive.
Si la huelga finaliza pronto, GM podrá acelerar la producción para compensar el tiempo perdido y mitigar algunas pérdidas. Pero si dura más de una semana, empezará a afectar la producción en Canadá y México. Si se reduce la oferta, los consumidores podrían optar por otras marcas, con lo que GM perdería ventas y una parte de su tajada del mercado.
GM enfrenta la reducción de ventas, el deterioro de la economía global y una guerra comercial con resultados imprevisibles. Quiere poder controlar los costos laborales hasta 2023, pero los trabajadores ven que ha obtenido ganancias superiores a 30.000 millones de dólares en los últimos cinco años y quieren una participación mayor.