La primera ministra británica Theresa May declaró el miércoles que está dispuesta a dejar el cargo “antes de lo que pretendía” a fin de lograr que el Parlamento apruebe el acuerdo sobre la salida británica de la Unión Europea.
Ante la Comisión de Parlamentarios Conservadores de 1922, May enfatizó que su intención es hacer lo que sea mejor para el futuro de la nación.
Es la primera vez que la mandataria sugiere dejar su cargo como una forma de garantizar los votos necesarios para lograr la aprobación del acuerdo que ella negoció con la UE pero que ha sido rechazado dos veces por el Parlamento británico.
“Sé que hay un deseo de una nueva política, de un nuevo liderazgo, para la segunda fase de las negociaciones sobre el Brexit, y no seré yo un obstáculo para ello”, declaró May.
Entretanto los legisladores británicos se preparaban para votar por alternativas para abandonar la UE.
La Cámara de los Comunes programó un debate de cinco horas sobre un amplio abanico de alternativas y más tarde los legisladores votarán por las opciones que estarían dispuestos a aceptar. Las ideas más populares pasarán a una segunda ronda de votos el lunes para tratar de encontrar una solución mayoritaria.
El debate se celebrará dos días después de que los legisladores retiraron el control de la agenda parlamentaria al gobierno ante el temor a que el país se encaminase a un caótico Brexit en cuestión de semanas y sin plan de salida.
La primera ministra dijo que considerará el resultado de las “votaciones indicativas” pero se ha negado a comprometerse con el resultado.
Los diputados presentaron 16 opciones para su consideración pero se espera que el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, las reduzca a alrededor de media docena antes del inicio de la sesión. Entre las propuestas está dejar el bloque sin un acuerdo, permanecer dentro de la unión aduanera y el mercado único y celebrar un nuevo referéndum sobre la membresía.
Casi tres años después de que los británicos votasen a favor de dejar la UE, la fecha y los términos para ello siguen en el aire. La semana pasada, Bruselas concedió a Londres una demora sobre la fecha prevista inicialmente, el 29 de marzo, agregando que si el Parlamento británico respalda el acuerdo de divorcio propuesto, el proceso podrá consumarse el 22 de mayo. Si esto no ocurre, el gobierno de May tiene hasta el 12 de abril para decirle a los otros 27 socios qué planea hacer: salir sin acuerdo, cancelar el Brexit o proponer una vía radicalmente nueva.
May, por su parte, sigue esperando someter su denostado acuerdo a una tercera votación en el Parlamento si logra los respaldos suficientes para aprobarlo. Los diputados rechazaron la propuesta por 230 votos en enero y por 149 a comienzos de marzo, fundamentalmente por las preocupaciones que rodean a la frontera de Irlanda del Norte.
La líder de la Cámara de los Comunes, Andrea Leadsom, declaró a la BBC que existe una "posibilidad real" de que el impopular acuerdo vuelva a ser considerado el jueves o el viernes.
Tony Travers, académico en temas de gobierno en la London School of Economics, indció que las votaciones parlamentarias podrían mejorar las perspectivas para el acuerdo de May al plantear la posibilidad de una demora o cancelación del Brexit.
Jacob Rees-Mogg, legislador del Partido Conservador partidario de una ruptura total entre Londres y Bruselas, manifestó que el texto de la primera ministra sigue siendo malo pero "el riesgo es que, si no lo apoyamos, no dejaremos la UE en absoluto”.