Juegan en las pequeñas plazas de la ciudad. Esas que los turistas visitan únicamente cuando están perdidos. Duermen en la calle, y viven ahí.
Que su país es la sede de uno de los eventos deportivos más grandes del mundo, saben poco o nada.
En la ciudad de São Paulo hay un promedio de más de 10 mil habitantes callejeros, según cifras del Ministerio de Desarrollo Social y Combate al Hambre.
Esta es la urbe más grande y económicamente más importante de Brasil, pero también la más cara, incluso sobre otras ciudades del mundo como Londres y Nueva York.
Los afortunados tienen tiendas de campaña, generalmente donadas por organizaciones civiles. Los que no, se cubren con lo que pueden y se acercan al resto, para ignorar los 15 grados centígrados de la noche.
Desde la Catedral Metropolitana de São Paulo o también conocida como Catedral da Sé, el Papa Francisco pidió por los pobres, por los sin hogar, y condenó la corrupción.
Hace un año de esa visita y las personas sin hogar solo aumentan en número.
La ciudad de São Paulo fue fundada aquí, en lo que ahora es el Patio do Colégio Padre Anchieta. La plaza es la morada de decenas de indigentes. También la cancha en donde muchos niños sueñan un día ser el próximo Neymar de Brasil.
Como la letra de esta canción que canta Edsom Miranda mientras toca su “berimbau”, un instrumento de origen africano. Esa que habla de esperanza, de un Jesús que gusta del Capoeira, y de creer en un día mejor.