Tras cuatro días de enfrentamientos en las calles de Nicaragua entre fuerzas policiales y grupos aliados del oficialismo, y quienes desaprueban la reforma de la Ley de Seguridad Social, mayormente universitarios, el presidente Daniel Ortega se dirigió a la nación, y acusó a los manifestantes de “pandilleros” y a la oposición de pedir ayuda a Estados Unidos para desestabilizar el país.
Poco después de terminado el discurso, miles de manifestantes volvieron a las calles en siete ciudades, incluida Managua, la capital.
Durante su intervención, el mandatario hizo referencia a las guerras civiles que ha sufrido el país centroamericano. “Es el reto que hemos tenido a lo largo de toda la historia, en donde ha habido baños de sangre una y otra vez”, dijo Ortega agregando que la juventud no conoce los “horrores de la guerra”.
Las protestas que empezaron el 18 de abril, iniciadas primordialmente por estudiantes, reclaman inconformidad con los cambios planteados a la Ley de Seguridad Social por parte del gobierno de Ortega.
En su discurso el mandatario nicaragüense afirmó que quienes no estuvieran de acuerdo tenían derecho a criticar, pero “No tienen derecho a conspirar para destruir”.
Además de culpar a los manifestantes de intentar arruinar el país, Daniel Ortega acusó a la oposición de “buscar a los grupos más extremistas de Estados Unidos, qué son racistas y exterminadores, para poner quejas y que les financien los planes de desestabilización”.
“No estamos hablando de una protesta cívica”, afirmó el presidente Ortega quien se refirió a las personas protestando en las calles como “pandilleros” e instigadores de violencia.
Pero mientras que el presidente hablaba en la televisión la escena en las calles de Managua era otra. Voluntarios y estudiantes afirmaron a la Voz de América que la policía es quien les está atacando y que la población no está armada.
Sobre la reforma al sistema de pensiones, motivador de estas protestas, y la cual entrará en vigencia el próximo primero de julio del año en curso, Ortega explicó que “A medida que crece la población y crecen los jubilados se vienen haciendo reformas en todo el mundo”. Agregó que se creó una mesa de diálogo para encontrar solución al problema de las pensiones.
Sin embargo, el gobernante nicaraguense dijo que el diálogo será solo con los líderes empresariales y no con otros sectores de la sociedad.
Pero las principales cámaras empresariales del país agrupadas en el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) rechazaron el diálogo hasta que el gobierno ponga fin a la represión, libere a los detenidos y garantice una irrestricta libertad de expresión a los ciudadanos.
Hacia la noche del sábado al menos 26 personas habían muerto desde que comenzaron las protestas. El grupo de derechos humanos Cenidh, citado por Amnistía Internacional, reportó que hasta el sábado por la tarde ihabía contado por lo menos 25 muertes en todo el país.
Erika Guevara-Rosas es directora de las Américas de Amnistía Internacional.
Poco después se conoció del asesinato del periodista Ángel Gahona, del noticiero Meridiano, de la ciudad de Bluefields, en el sureste de Nicaragua, quien fue asesinado de un disparo en la cabeza mientras hacía un reportaje en Facebook Live sobre un cajero automático destruido en los disturbios.
El video de su muerte, que recorre las redes lo muestra hablando el momento que suena el disparo y se ve caer el teléfono y a él, mientras alguien grita que lo han impactado. AP cita a Ileana Lacayo, colega de Gahona, indicando que el periodista murió de camino al hospital.
El viernes por la noche, la vicepresidenta, primera dama y vocera del gobierno, Rosario Murillo, reconoció 9 muertes en las protestas.