La policía noruega confirmó este 24 de julio que asciende a 93 el número de muertes en el doble atentado efectuado el viernes contra la sede del gobierno en Oslo y un campamento juvenil del gobernante Partido Laborista en la isla de Utoya.
El sospechoso arrestado por la policía, un noruego de 32 años identificado como Anders Behring Breivik, admitió su responsabilidad en los atentados.
Según dijo a través de su abogado, la masacre fue "atroz pero necesaria" para acabar con la propagación del Islam y las políticas de izquierda.
El detenido, de tendencia ultraderechista y fundamentalista cristiano, dijo que quería explicar las razones por las que cometió los atentados ante la corte en una audiencia a celebrarse el lunes.
Aunque el autor de los atentados dijo que actuó solo, la policía investiga si contó con algún colaborador en los ataques del viernes.
El primer atentado comenzó con una potente explosión que sacudió el distrito gubernamental de la capital Noruega causando siete muertos. Casi simultáneamente, un hombre vestido de policía abrió fuego contra cientos de jóvenes en la isla cercana a Oslo y mató al menos a 85 personas.
Los jóvenes participaban en un evento en la isla, a unos 40 kilómetros de Oslo, en el que estaba previsto que el primer ministro Jens Stoltenberg, quien escapó de los ataques, diera una conferencia. La cantidad de muertos podría aumentar debido a que hay numerosos heridos.
"Esto ha sido un ataque terrorista. Es el ataque más violento contra Noruega desde la Segunda Guerra Mundial", afirmó Geir Bekkevold, un diputado opositor.
Indignación internacional
La comunidad internacional se mostró indignada ante el atentando además de elevar algunas medidas de seguridad en fronteras, embajadas y aeropuertos.
En Washington, el presidente barack Obama condenó los ataques y un comunicado de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, aseguró que EE.UU, está “junto al pueblo noruego en este momento de dolor, y extiende sus condolencias a las familias y seres queridos de las víctimas”.
Clinton señaló que EE.UU. “condena todas las formas de violencia contra los inocentes, dondequiera que ocurran”, y reiteró que Washington está listo para apoyar al gobierno noruego a fin de llevar a los responsables ante la justicia.
El primer ministro británico, David Cameron, calificó los atentados de “absolutamente horrorosos”, y dijo que su país estará al lado de Noruega en los difíciles días por venir.
En Alemania, la canciller Angela Merkel llamó a todos quienes creen en la libertad a cerrar filas contra el odio, mientras que el ministro de relaciones exteriores alemán, Guido Westerwelle, dijo que los ataques fueron un injustificable acto de “barbarie”.
También el vaticano expresó sus condolencias al pueblo noruego, en tanto que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró mediante un vocero estar conmocionado en “este terrible momento”.
José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), dijo que este tipo de acciones terroristas son inaceptables y exhortó a las naciones del mundo a trabajar en conjunto para encontrar a los culpables.
“Estos crímenes nos recuerdan desgraciadamente una vez más que nadie está a salvo de ser víctima del terrorismo, y que la comunidad internacional debe reafirmarse en la necesidad de trabajar en estrecha colaboración para combatirlo”, aseguró Insulza.