Durante casi 70 años, Estados Unidos nunca ha expresado un compromiso explícito de defender a Taiwán contra una invasión por parte de China. Ahora, con las relaciones entre Washington y Beijing en un punto bajo, la preocupación por una agresión china contra Taiwán está aumentando, y la política fundamental estadounidense podría estar cambiando.
Un creciente número de analistas militares y miembros del Congreso ahora argumentan que ya es momento de que Estados Unidos revise su política de “ambigüedad estratégica” para la defensa de Taiwán, la cual durante décadas ha servido para la venta de miles de millones de dólares en armamento a pesar de que no existen relaciones diplomáticas formales.
Los críticos de la política estadounidense señalan que al moverse el balance de poder de la región a favor de China, la ambigüedad estratégica es cada vez más insostenible.
"Podría de hecho hacer de una guerra algo cada vez más probable, envalentonando a Xi Jinping y al Partido Comunista Chino a lanzar acciones militares contra la isla al engañarse a sí mismos con que Estados Unidos permanecería al margen”, dijo Michael Hunzeke, profesor de la Universidad George Mason, en un correo electrónico a la Voz de América.
"Necesitamos cambiar cosas en Taiwán para mejorar la disuasión y dejar claro dónde estamos posicionados, especialmente terminando cualquier ambigüedad sobre cómo reaccionaríamos ante el uso de la fuerza y alterando la estructura de nuestra fuerza militar y nuestra postura”, escribió Elbridge Colby ,un ex subsecretario de Defensa, en un artículo en el The New York Times. Colby uno de los autores de la Estrategia de Defensa Nacional de la administración Trump, que enfatiza la competencia con China y Rusia.
Pocos escenarios preocupan a estrategas estadounidenses tanto como una posible invasión china de Taiwán. Dos ex altos funcionarios estadounidenses dicen que podría ocurrir tan pronto como el próximo año.
En un artículo publicado este mes por el Instituto Naval de Estados Unidos, el ex subdirector de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), Michael Morell, y el almirante retirado James Winnefeld describieron un escenario de pesadilla para las fuerzas armadas de Estados Unidos donde la ambigüedad estratégica no logre detener una invasión china.
Congreso suena la alarma
Los defensores de Taiwán en el Congreso han aceptado, en gran medida, el enfoque de la administración hacia la isla, incluyendo la reciente histórica visita del secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, y la nueva venta de aviones caza F-16 la semana pasada. Pero algunos legisladores cree el presidente debería hacer más para expresar un compromiso claro y firme de defender a Taiwán.
El representante por la Florida, Ted Yoho, dijo el mes pasado que presentaría un proyecto de ley para la prevención de una invasión a Taiwán, la cual autorizaría el uso de fuerza militar si China invade la isla.
“La política estadounidense de ambigüedad estratégica hacia Taiwán, implementada inicialmente para evitar provocar a Beijing y que ataque a Taiwán y promover relaciones pacíficas, ha fracasado claramente”, dijo Yoho, miembro del subcomité para Asia del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
Previo al anuncio de Yoho, el senador Josh Hawley presentó un proyecto de ley para la defensa de Taiwán, el 11 de junio, con el representante Mike Gallagher presentando una ley similar en la Cámara el 1 de julio. Mientras los proyectos de Ley no se centran directamente en la cuestión de la ambigüedad estratégica, sí exigen al Pentágono mantener la habilidad de defender a Taiwán de una invasión china.
"Hace tiempo que pasó el momento de la ambigüedad estratégica y es momento de trazar una línea roja en el estrecho de Taiwán”, dijo Gallagher, en una nota de prensa el 1 de julio.
“La libertad de Taiwán es un interés de seguridad nacional vital de Estados Unidos, y la Ley de Defensa de Taiwán ayuda a asegurar que nuestras fuerzas armadas tengan la capacidad si necesita bloquear una agresión del Partido Comunista Chino”.
Un elemento fundamental de las relaciones estadounidenses con China es la Ley de Relaciones con Taiwán, que obliga a Washington a proveer armamentos de “carácter defensivo” a Taiwán, mientras que intencionalmente establece un vago compromiso sobre la obligación de Washington de ayudar a Taiwán a defenderse.
¿Claridad o ambigüedad?
Una guerra entre Estados Unidos y China por Taiwán indudablemente sería un desastre global. Las maniobras militares diseñadas por estrategas no siempre resultan en victorias estadounidenses contra las fuerzas chinas en la región.
De ser aprobadas, las leyes propuestas podrían imponer serias obligaciones legales que demandarían acciones estadounidenses en el caso de una invasión china. Algunos analistas se preguntan si Estados Unidos tiene los recursos para cumplir con dichas obligaciones.
Daniel Davis, un investigador de política exterior del centro de estudios Defense Priorities, argumenta que quizás Estados Unidos podría eventualmente repeler una agresión china contra Taiwán. Pero además del costo para Estados Unidos en vidas perdidas, este país tendría luego que consolidar una enorme presencia militar en Taiwán para evitar el previsibles intentos chinos para retomarla, escribió este mes Davis, un ex teniente coronel del ejército, en la revista The National Interest.
"Por mucho que Estados Unidos valore y desee libertad para la gente en todo el mundo, involucrarnos en una tierra entre Taiwán y China podría causar un daño catastrófico a nuestro país y ni siquiera garantizaría una victoria de Taiwán”, explicó Davis a la VOA en un correo electrónico.
Analistas dicen que los estadounidenses podrían justamente preguntar por qué Washington debería defender una isla a miles de millas de distancia a costa de un previsible alto costo humano y económico. Hasta ahora, las encuestas de opinión muestran que el público estadounidense sigue siendo tibio sobre este punto clave de las relaciones con Taiwán.
El Concejo de Chicago para Asuntos Globales, una organización no partidista que provee análisis en asuntos globales críticos, le ha estado preguntando a los ciudadanos desde 1982 sobre si apoyan el uso de fuerzas estadounidenses para defender a Taiwán. Una encuesta realizada en octubre pasado revela que solo el 35% de los estadounidenses apoyarían el uso de militares estadounidenses si la isla fuese atacada.
Aunque la administración Trump ha estado asumiendo una postura muy fuerte frente a China en meses recientes, no se han producido acciones por parte del ejecutivo que sugieran que se está preparando para cambiar la postura de la ambigüedad estratégica.
En abril del 2001, el entonces presidente George W. Bush dijo que Estados Unidos haría “lo que sea necesario” para defender a Taiwán. Ante la sensibilidad el tema, Bush rápidamente cambio su postura horas más tarde.
El entonces senador Joe Biden, ahora el candidato demócrata a la presidencia, criticó a Bush semanas después al decir que Estados Unidos no está obligado a defender a Taiwán desde que Washington abrogó el Tratado de Defensa Mutua de 1954, firmado por el presidente Dwight Eisenhower y ratificado por el Senado.
"Hay una gran diferencia entre reservarse el derecho a usar la fuerza y obligarse, a priori, para venir en defensa de Taiwán”, escribió entonces Biden en un artículo de opinión en el diario The Washington Post, titulado 'No tan sordo sobre Taiwán'.
Durante años, China tuvo una oportunidad para plantear directamente a los Estados Unidos la pregunta de si los soldados estadounidenses pelearían por Taiwán. En 1995, justo antes que China disparara misiles balísticos cerca de la costa de Taiwán, un official militar chino le hizo la pregunta a Joseph Nye, entonces subsecretario de Defensa.
“Nosotros no sabemos y usted no sabe; dependería de las circunstancias”, respondió Nye.