Un grupo de unos 2.000 migrantes y solicitantes de asilo en su mayoría centroamericanos y caribeños llegó la mañana del lunes a Huehuetán, en el estado mexicano Chiapas, en la última de una serie de caravanas que buscan llegar a la frontera con Estados Unidos.
El grupo había salido la noche del domingo de Tapachula, a unos 25 kilómetros y muy cerca de la frontera con Guatemala, según un testigo de Reuters.
Durante meses, migrantes y defensores de derechos humanos han denunciado condiciones "carcelarias" en Tapachula para migrantes, incluyendo familias completas, que huyen de la violencia, la pobreza y el hambre en sus países de origen.
De acuerdo a las disposiciones en México, los migrantes deben esperar para tramitar sus solicitudes -a menudo meses- antes de poder trasladarse a otras partes del país sin temor a ser deportados.
Miles de ellos esperaban el lunes durante horas en una fila dentro de un estadio donde funcionarios de inmigración habían instalado un centro de procesamiento de trámites.
"En Tapachula no hay vida para los migrantes. No tenemos trabajo, no tenemos dinero para pagar vivienda", denunció Atis, un haitiano que esperaba en la hilera y quien no quiso dar su apellido. "Estamos esperando a migración, si no hay posibilidad, vamos caminando, otra caravana", advirtió.
La semana pasada, el gobierno mexicano transportó a cientos de migrantes desde Tapachula a otros estados en un esfuerzo por evitar la formación de más caravanas. Pero decenas de miles siguen ahí.
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