Un prominente activista ruso de oposición, que casi murió de un aparente envenenamiento hace dos años, podría haber sido envenenado nuevamente, según afirma su esposa.
Vladimir Kara-Murza, periodista y estrecho colaborador del asesinado líder opositor Boris Nemtsov, acudió a un hospital la semana pasada con una enfermedad repentina que recordaba el misterioso envenenamiento que sufrió hace dos años.
Por el momento no se ha determinado la causa de su enfermedad, pero se le ha diagnosticado un "envenenamiento agudo por una sustancia no identificada” que lo tiene en un coma inducido desde hace varios días.
La esposa del activista, Yevgenia, explicó el martes que la familia envió muestras de sangre a un laboratorio privado en Israel para descubrir la toxina.
Kara-Murza, quien tiene doble nacionalidad británica-rusa y reside junto a su esposa en Virginia, estaba en Moscú promoviendo un documental sobre la vida de Nemtsov, su amigo cercano, quien fue asesinado a pocos pasos del Kremlin en 2015.
Su abogado, Vadim Prokhorov, dijo en su página de Facebook que la condición del activista es grave y que tal como sucedió en el envenenamiento de 2015, esta vez también le han fallado los riñones. En la anterior ocasión fue tratado en Moscú pero luego fue trasladado al exterior con la ayuda de diplomáticos de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Las sospechosas de envenenamiento surgen solo un día después de que el Kremlin reclamara por un comentario sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, durante una entrevista el domingo con el mandatario estadounidense, Donald Trump, en la que el periodista Bill O’Reilly, de Fox News, se refirió a Putin como “un asesino”.
Trump pareció disculpar a Putin respondiendo que "hay muchos asesinos. Nosotros tenemos muchos asesinos, ¿Qué crees? ¿Que nuestro país es tan inocente?”.
Los comentarios de Trump molestaron a algunos miembros del Partido Republicano del presidente. El líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, dijo que no cree que haya "equivalencia" entre EE.UU. y Putin. McConnell caracterizó a Putin, como exagente de la KGB y como "un matón”.
No sería la primera vez que el Kremlin es sospechoso de asesinar a un opositor.
En noviembre de 2006, Alexander Litvinenko, exagente de la FSB y KGB rusas, que había escapado a Londres murió víctima de una dosis letal de polonio-210. Antes de morir, Litvinenko acusó a Putin de su envenenamiento y posteriormente las autoridades británicas determinaron que el atentado fue realizado por Andrey Lugovoy, un exagente de inteligencia que permanece en Rusia protegido por el gobierno.