El presidente Barack Obama defendió apasionadamente la estrategia y el papel de las Fuerzas Armadas en su campaña global por destruir al grupo Estado islámico, rechazando las críticas del presunto nominado republicano, Donald Trump.
Trump acusa al presidente de preferir hablar en términos políticamente correctos y de rehusarse a usar palabras como “islam radical” o “terrorismo islámico” en respuesta a la matanza en el club gay de Orlando.
Inicialmente la Casa Blanca minimizó las críticas y las calificó de ser irrelevantes como para comentar sobre ellas. Pero el martes, Obama le habló directamente a Trump poco después de reunirse con su equipo de Seguridad Nacional.
“Grupos como ISIL y al-Qaeda quieren convertir esta guerra en un conflicto entre el Islam y Estados Unidos o entre el Islam y Occidente”, argumentó Obama.
“Quieren clamar que son los verdaderos líderes de mil millones de musulmanes en todo el mundo que rechazan sus ideas desquiciadas. Quieren que nosotros les validemos al implicar que ellos hablan en nombre de más de mil millones de gentes. Que hablan en nombre del Islam. Esa es su propaganda. Así es como reclutan", dijo.
“Pero si caemos en la trampa de pintar a los musulmanes con brocha gorda e implicamos que estamos en guerra contra toda una religión, entonces les estamos haciendo el juego”, advirtió el presidente.
Trump no se quedó callado y redobló las críticas al presidente en un mitin en Greensboro, Carolina del Norte, diciendo que el autor de la matanza en Orlando debería ser la verdadera preocupación del presidente.
“Hoy vi al presidente Obama y estaba más furioso conmigo de lo que estaba con el atacante”, dijo Trump ante una multitud que abucheó al mandatario.
“El nivel de furia, esa es la clase de furia que debería tener contra el asesino y contra esos asesinos que no deberían andan sueltos por allí”, añadió.
Trump afirma también que Estados Unidos debe tomar medidas para evitar que los musulmanes extremistas entren al país, especialmente si vienen de países con “historial” terrorista.
Hillary Clinton entró al pleito en ese tema. Prohibir la entrada de musulmanes a EE.UU., dijo, no habría evitado la tragedia de Orlando: el autor de esa masacre, después de todo, nació en el mismo lugar en que nació Trump –en Nueva York.