La salud del papa Francisco parecía haber mejorado este viernes al presidir una ceremonia en una parroquia de Roma sin los signos de fatiga de un ataque de bronquitis que le obligó a limitar sus actividades en las últimas dos semanas.
El pontífice de 87 años parecía haber vuelto más o menos a la normalidad durante una visita de varias horas a la iglesia romana de San Pío V, no lejos del Vaticano.
Leyó su homilía sobre el tema del perdón en lugar de delegar en un ayudante para que hablara por él, como ha hecho casi siempre desde finales de febrero, e improvisó gran parte de ella.
Francisco instó a los sacerdotes a no ser severos al confesar a los fieles y a no husmear demasiado en la vida privada de las personas.
También escuchó las confesiones de unas 10 personas durante el servicio y al final se detuvo a charlar desde su silla de ruedas con decenas de feligreses, sin mostrar signos de incomodidad.
La reciente gripe y bronquitis de Francisco comenzaron el 24 de febrero, cuando se vio obligado a cancelar reuniones varios días. Durante gran parte de las dos últimas semanas, sus ayudantes le leyeron los discursos después de que él hiciera breves introducciones explicando que estaba cansado.
El 28 de febrero, Francisco acudió a un hospital cercano al Vaticano para someterse a un chequeo que, según fuentes médicas, incluyó una tomografía computarizada. De joven, en su Argentina natal, a Francisco le extirparon parte de un pulmón.
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