El papa Francisco insistió el martes en que el futuro de Myanmar depende del respeto a “todos los grupos étnicos”.
Fue una muestra indirecta de apoyo a los musulmanes rohinya que durante décadas han sido víctimas de una discriminación patrocinada por el estado y, más recientemente, de una ofensiva militar.
El pontífice argentino no mencionó directamente la ofensiva ni pronunció el polémico término “rohinya” en su discurso ante la líder civil de Myanmar, Aung San Suu Kyi, y otras autoridades. Pero lamentó que el pueblo de Myanmar haya sufrido “y siga sufriendo por conflictos civiles y hostilidades” e insistió en que todo el mundo que considere que el país es su patria merece que se garanticen sus derechos básicos.
El futuro de la nación del sudeste asiático debe ser de paz, basado en el “respeto a la dignidad y los derechos de cada miembro de la sociedad, respeto a todos los grupos étnicos y su identidad”, dijo Francisco.
El discurso del papa ante la Nobel de la Paz Suu Kyi y otras autoridades birmanas y diplomáticos en la capital, Naypyitaw, era uno de los actos más esperados de su visita ante la indignación provocada por la operación militar, que fue descrita por Naciones Unidas y Estados Unidos como una campaña de “limpieza étnica” para expulsar a los rohinya.
Los líderes católicos de Myanmar subrayaron que Suu Kyi no tiene autoridad para pronunciarse en contra del ejército, y pidieron apoyo para sus esfuerzos de llevar al país hacia un futuro más democrático que incluya a todas sus minorías religiosas, entre ellos los cristianos.