La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha sido hoy la primera jefa de Estado recibida por el papa Francisco, durante un encuentro este lunes de caracter "privado¨.
La reunión considera como un "gesto de cortesía y afecto" hacia la jefa de Estado y al pueblo argentino, de donde procede el Papa, según dijo el portavoz del Vaticano,
Federico Lombardi
La reunión tuvo lugar en la casa de Santa Marta, la morada provisional del Pontífice, hasta que se mude a su residencia apostólica del Vaticano.
La presidenta estuvo acompañada por una comitiva relativamente reducida, tan sólo 12 personas, luego de que el Papa a través del Nuncio Apostólico en Buenos Aires, pidiera formalmente que “prefería” que los fondos de la comitiva oficial se donaran a los pobres.
La petición del Papa hizo que jueces, congresistas, gobernadores, miembros de la Iglesia local y dirigentes sociales decidieran no asistir a la misa de entronización de este martes de la que participarán más de 150 jefes de estado de todo el mundo.
El encuentro con la mandataria es “muy significativo” ya que entre ellos han mantenido durante más de una década marcadas diferencias políticas, ideológicas y de estilos.
Fue justamente desde sectores vinculados al kirchnerismo desde donde salieron las acusaciones contra Francisco, sobre su supuesto “silencio y complicidad” durante la llamada “guerra sucia” de Argentina (1976 a 1983).
Tanto el Vaticano como otros prominentes argentinos que vivieron esa época, como el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; el juez que investigó la causa, Germán Castelli; y la ex jueza Alicia Oliveira han negado tales acusaciones.
La reunión considera como un "gesto de cortesía y afecto" hacia la jefa de Estado y al pueblo argentino, de donde procede el Papa, según dijo el portavoz del Vaticano,
Federico Lombardi
La reunión tuvo lugar en la casa de Santa Marta, la morada provisional del Pontífice, hasta que se mude a su residencia apostólica del Vaticano.
La presidenta estuvo acompañada por una comitiva relativamente reducida, tan sólo 12 personas, luego de que el Papa a través del Nuncio Apostólico en Buenos Aires, pidiera formalmente que “prefería” que los fondos de la comitiva oficial se donaran a los pobres.
La petición del Papa hizo que jueces, congresistas, gobernadores, miembros de la Iglesia local y dirigentes sociales decidieran no asistir a la misa de entronización de este martes de la que participarán más de 150 jefes de estado de todo el mundo.
El encuentro con la mandataria es “muy significativo” ya que entre ellos han mantenido durante más de una década marcadas diferencias políticas, ideológicas y de estilos.
Fue justamente desde sectores vinculados al kirchnerismo desde donde salieron las acusaciones contra Francisco, sobre su supuesto “silencio y complicidad” durante la llamada “guerra sucia” de Argentina (1976 a 1983).
Tanto el Vaticano como otros prominentes argentinos que vivieron esa época, como el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; el juez que investigó la causa, Germán Castelli; y la ex jueza Alicia Oliveira han negado tales acusaciones.