El papa Francisco rezó el primer Ángelus de su apostolado y en principio leería, pero se apartó del papel y se emocionó hablando ante la muchedumbre.
Hablando en italiano y con una gran expresividad corporal, el Sumo Pontífice, habló del libro del cardenal Walter Kasper sobre la misericordia y compartió una anécdota que vivió en 1991 cuando visitó la imagen de la Virgen de Fátima.
“El Señor lo perdona todo, si no el mundo no existiría”, le dijo una mujer en esa ocasión, relató el papa, y agregó: “Dios no se cansa nunca de perdonarnos. El problema es que nosotros nos cansamos de pedir perdón”.
El papa no habló en otros idiomas, se salió del libreto y conmovió a los fieles que desde la madrugada llegaron a esperar la bendición del nuevo Pontífice.
El papa Francisco finalizó invitando a “acudir a la Virgen, que tuvo en sus brazos la Misericordia de Dios hecha hombre” y deseó a su auditorio, que no paraba de aplaudir, un “buen domingo y un buen almuerzo”.
Antes, el papa Francisco ofreció misa en el interior del Vaticano en la iglesia de Santa Ana y como cualquier sacerdote de pueblo, pidió a su parroquia rezar por él.
El papa caminó para llegar a la iglesia y en el recorrido fue amable con quienes lo llamaban "Francesco, Francesco, Francesco", su nombre en italiano.
Muy informal, señaló el reloj de pulso y dijo "son casi las 10. Tengo que ir a decir misa dentro. Me están esperando".
El evangelio de este domingo en la Iglesia Católica es la lectura sobre la mujer que querían lapidar. “Jesús les dijo aquellos que de vosotros estén libres de pecado, que arrojen la primera piedra, y después dirigiéndose a la mujer dijo vete y no peques más".
"Creo que nosotros somos a veces como estas personas, que por una parte quieren escuchar a Jesús, pero por otro lado, a veces nos gusta arrojar piedras y condenar a otros. El mensaje de Jesús es este: misericordia", dijo el papa.
Y finalizó: "Digo con toda humildad que este es el mensaje más fuerte del Señor: misericordia".
Hablando en italiano y con una gran expresividad corporal, el Sumo Pontífice, habló del libro del cardenal Walter Kasper sobre la misericordia y compartió una anécdota que vivió en 1991 cuando visitó la imagen de la Virgen de Fátima.
“El Señor lo perdona todo, si no el mundo no existiría”, le dijo una mujer en esa ocasión, relató el papa, y agregó: “Dios no se cansa nunca de perdonarnos. El problema es que nosotros nos cansamos de pedir perdón”.
El papa no habló en otros idiomas, se salió del libreto y conmovió a los fieles que desde la madrugada llegaron a esperar la bendición del nuevo Pontífice.
El papa Francisco finalizó invitando a “acudir a la Virgen, que tuvo en sus brazos la Misericordia de Dios hecha hombre” y deseó a su auditorio, que no paraba de aplaudir, un “buen domingo y un buen almuerzo”.
Antes, el papa Francisco ofreció misa en el interior del Vaticano en la iglesia de Santa Ana y como cualquier sacerdote de pueblo, pidió a su parroquia rezar por él.
El papa caminó para llegar a la iglesia y en el recorrido fue amable con quienes lo llamaban "Francesco, Francesco, Francesco", su nombre en italiano.
Muy informal, señaló el reloj de pulso y dijo "son casi las 10. Tengo que ir a decir misa dentro. Me están esperando".
El evangelio de este domingo en la Iglesia Católica es la lectura sobre la mujer que querían lapidar. “Jesús les dijo aquellos que de vosotros estén libres de pecado, que arrojen la primera piedra, y después dirigiéndose a la mujer dijo vete y no peques más".
"Creo que nosotros somos a veces como estas personas, que por una parte quieren escuchar a Jesús, pero por otro lado, a veces nos gusta arrojar piedras y condenar a otros. El mensaje de Jesús es este: misericordia", dijo el papa.
Y finalizó: "Digo con toda humildad que este es el mensaje más fuerte del Señor: misericordia".