Ya no sólo es que muchos gobiernos repriman la libertad de expresión, no protejan o acosen hasta la asfixia a los medios de prensa independientes, ahora es además que a los periodistas se les asesina.
Según la organización Reporteros sin Fronteras, cuya misión es defender a la prensa libre en todo el mundo, 2012 ha sido el año más mortífero para los trabajadores de la información.
Un informe de balance del año de Reporteros revela que 88 periodistas murieron en el ejercicio de su profesión, la suma más trágica en casi dos décadas que la organización lleva compilando estas cifras. Todos perdieron la vida en medio de conflictos armados, atentados, o a manos de grupos asociados al crimen organizado, a islamistas o “por orden de oficiales corruptos”.
De acuerdo con el reporte, difundido esta semana, “el número históricamente elevado de periodistas asesinados en 2012 (33 por ciento más) se atribuye principalmente al conflicto en Siria, al caos en Somalia y a la violencia de los talibanes en Paquistán”. Y la tendencia a incrementarse no deja de aterrorizar: en 2010 fueron 58, y en 2011, 67.
Además de Siria, Somalia y Pakistán, entre los países con más riesgo para la integridad física de los trabajadores de la prensa figura México, donde están a merced del narcotráfico, la corrupción y la infiltración de la mafia entre las autoridades locales o federales, según el reporte, que da cuenta de la muerte de seis en el 2012.
Con cinco periodistas asesinados, le sigue Brasil, donde tres “habían denunciado la influencia de los cárteles en los sectores políticos y económicos locales—dice Reporteros--, otros dos eran periodistas-blogueros, que en general corren importantes riesgos cuando denuncian la implicación de una autoridad o un caso de corrupción”.
El secretario General de Reporteros sin Fronteras, Christophe Deloire, ha subrayado que la impunidad de que gozan los autores de estos crímenes contribuye a que continúen las violaciones a los derechos humanos, en particular al derecho a la libertad de expresión, algo fehacientemente corroborado por las estadísticas.
En adición al aumento de asesinatos, que no incluye los de 47 hombres y mujeres que asumieron voluntariamente la función de reporteros y fotógrafos para dar a conocer atropellos en sus respectivos países, el informe denuncia que 1.993 periodistas fueron agredidos o amenazados, 38 secuestrados, 73 tuvieron que huir de su país, y 144 blogueros fueron detenidos.
Se subraya que en lo que toca a América Latina, la represión contra blogueros y periodistas disidentes volvió a intensificarse en Cuba por segundo año consecutivo. Y mientras Perú conserva el récord de agresiones anuales, que se aproxima al centenar, los incrementos más alarmantes se registran en Argentina, Brasil y México.
La excepción es Colombia, que es el único que experimentó una baja en lo concerniente a las agresiones. Sin embargo, precisa el reporte, el país no deja de ser uno de los más violentos del continente para los periodistas, junto con Honduras y México.
Si como se sabe el ejercicio de la prensa libre es un garante primordial de la democracia y del respeto a los derechos humanos, y los periodistas los encargados de hacerlo cumplir, el informe de Reporteros sin Fronteras ilustra patéticamente lo mal que andan las cosas en el mundo.
Según la organización Reporteros sin Fronteras, cuya misión es defender a la prensa libre en todo el mundo, 2012 ha sido el año más mortífero para los trabajadores de la información.
Un informe de balance del año de Reporteros revela que 88 periodistas murieron en el ejercicio de su profesión, la suma más trágica en casi dos décadas que la organización lleva compilando estas cifras. Todos perdieron la vida en medio de conflictos armados, atentados, o a manos de grupos asociados al crimen organizado, a islamistas o “por orden de oficiales corruptos”.
De acuerdo con el reporte, difundido esta semana, “el número históricamente elevado de periodistas asesinados en 2012 (33 por ciento más) se atribuye principalmente al conflicto en Siria, al caos en Somalia y a la violencia de los talibanes en Paquistán”. Y la tendencia a incrementarse no deja de aterrorizar: en 2010 fueron 58, y en 2011, 67.
Además de Siria, Somalia y Pakistán, entre los países con más riesgo para la integridad física de los trabajadores de la prensa figura México, donde están a merced del narcotráfico, la corrupción y la infiltración de la mafia entre las autoridades locales o federales, según el reporte, que da cuenta de la muerte de seis en el 2012.
Con cinco periodistas asesinados, le sigue Brasil, donde tres “habían denunciado la influencia de los cárteles en los sectores políticos y económicos locales—dice Reporteros--, otros dos eran periodistas-blogueros, que en general corren importantes riesgos cuando denuncian la implicación de una autoridad o un caso de corrupción”.
El secretario General de Reporteros sin Fronteras, Christophe Deloire, ha subrayado que la impunidad de que gozan los autores de estos crímenes contribuye a que continúen las violaciones a los derechos humanos, en particular al derecho a la libertad de expresión, algo fehacientemente corroborado por las estadísticas.
En adición al aumento de asesinatos, que no incluye los de 47 hombres y mujeres que asumieron voluntariamente la función de reporteros y fotógrafos para dar a conocer atropellos en sus respectivos países, el informe denuncia que 1.993 periodistas fueron agredidos o amenazados, 38 secuestrados, 73 tuvieron que huir de su país, y 144 blogueros fueron detenidos.
Se subraya que en lo que toca a América Latina, la represión contra blogueros y periodistas disidentes volvió a intensificarse en Cuba por segundo año consecutivo. Y mientras Perú conserva el récord de agresiones anuales, que se aproxima al centenar, los incrementos más alarmantes se registran en Argentina, Brasil y México.
La excepción es Colombia, que es el único que experimentó una baja en lo concerniente a las agresiones. Sin embargo, precisa el reporte, el país no deja de ser uno de los más violentos del continente para los periodistas, junto con Honduras y México.
Si como se sabe el ejercicio de la prensa libre es un garante primordial de la democracia y del respeto a los derechos humanos, y los periodistas los encargados de hacerlo cumplir, el informe de Reporteros sin Fronteras ilustra patéticamente lo mal que andan las cosas en el mundo.