Los trenes de Amtrak volvieron a correr este lunes en el noreste del país por primera vez desde el descarrilamiento de la semana pasada en Filadelfia.
De acuerdo a las autoridades, los trenes entre Washington y Boston, que pasan por Filadelfia y Nueva York reanudan el servicio en “total cumplimiento” de las órdenes de seguridad federales.
El portavoz de la agencia federal encargada del servicio ferroviario, Kevin Thompson, dijo el domingo que el sistema de control automático ferroviario –que permite monitorear y frenar los trenes en las curvas y en situaciones de peligro—está en completo funcionamiento para los trenes que se dirigen al norte.
Unas tres docenas de pasajeros abordaron el tren hacia Nueva York en Filadelfia y el alcalde de la ciudad, Michael Nutter, estuvo para ver la partida y saludar a los pasajeros y a los conductores.
Mientras tanto, unas 20 personas de las 200 que resultaron heridas en el accidente del martes por la noche continúan hospitalizadas y cinco están en condición grave, pero se espera que todas sobrevivan. En total ocho personas perecieron en el descarrilamiento.
Por su parte los investigadores de la Agencia Nacional de Seguridad en el Transporte se han enfocado en la aceleración del tren accidentado al aproximarse a la curva. “La única manera en que un tren puede acelerar es si el maquinista empuja el acelerador. Y… la grabadora recogió movimiento de aceleración”, explicó el miembro de la agencia, Robert Sumwalt, en el programa “State of the Union” de CNN.
El maquinista resultó herido y ha dicho a las autoridades que no recuerda lo que pasó en los minutos que precedieron al descarrilamiento.
Asimismo, Sumwalt minimizó los reportes que el parabrisas del tren fue golpeado por algún tipo de objeto previo al accidente.
“He visto la fractura; parece que fue algo como del tamaño de una uva, si se quiere, y no penetró el parabrisas entero”, dijo Sumwalt en el programa “Face the Nation”, de CBS.