El gobernador de Texas, Rick Perry, anunció que enviará hasta 1.000 soldados de la Guardia Nacional durante el próximo mes a la frontera del estado con México para combatir a criminales que, según líderes estatales republicanos, están explotando a niños y familias para que entren a EE.UU. ilegalmente.
Perry, un fuerte crítico de la respuesta de la Casa Blanca a la crisis fronteriza y que está considerando una segunda candidatura a la presidencia en 2016, dijo que el estado tiene la responsabilidad de actuar después de un compromiso "de palabra" por parte del gobierno federal.
"No voy a quedarme de brazos cruzados mientras nuestros ciudadanos están bajo asalto y los niños pequeños de América Central se encuentran detenidos en la miseria", dijo el gobernador.
Durante una visita del presidente Barack Obama a Texas, el 9 y 10 de julio, Perry pidió al presidente utilizar a la Guardia Nacional. Obama dijo que daría pensamiento al pedido, pero consideró que no sería una respuesta permanente que ayude a resolver el problema.
Perry había advertido que si el presidente no cumplía con su pedido actuaría por su cuenta.
El gobernador rechazó las sugerencias de que Texas está militarizando las comunidades locales de la frontera al desplegar la Guardia Nacional o que los datos de criminalidad en la frontera no justifican recursos adicionales.
El despliegue tendrá un costo estimado de $12 millones de dólares al mes para Texas.
Más de 3.000 agentes de la Patrulla Fronteriza operan actualmente en el Valle del Río Grande, en el sur de Texas, pero Perry había pedido en repetidas ocasiones a Obama enviar a la Guardia Nacional a la frontera.