El acuerdo destinado a detener los combates entre fuerzas del gobierno sirio y rebeldes que buscan el fin del gobierno del presidente Bashar al-Assad entró en efecto este lunes a la puesta del sol.
El pacto entre las dos potencias anunciado el sábado en Ginebra, por el secretario de Estado, John Kerry, y el ministro de exteriores ruso, Sergey Lavrov, contempla la intención —al menos según el gobierno del presidente Barack Obama— de culminar con la salida del presidente Bashar al Assad del poder.
No obstante, al Assad juró el lunes que su gobierno va arrebatar de regreso la tierra que han tomado los “terroristas” y reconstruirá el país.
Sus declaraciones las hizo horas antes de entrar en efecto el cese el fuego y deja en duda si su gobierno va a cumplir completamente el acuerdo.
“Nosotros como nación… enviamos el mensaje que el estado sirio está determinado a recobrar todas las regiones de los terroristas y restaurar la seguridad y la infraestructura”, dijo Assad durante una rara aparición en público en el suburbio de Daraya en Damasco, que regresó a manos gubernamentales luego de un asedio que duró cuatro años.
La oposición siria no ha dado una respuesta formal al acuerdo, pero representantes rebeldes dijeron planear cumplir con el cese de las hostilidades.
El acuerdo fue negociado entre Estados Unidos, que respalda a los rebeldes, y Rusia, que apoya al gobierno de Assad.
Como en la mayoría de los previos esfuerzos de cese el fuego, este comenzará con un cronograma de 48 horas, el cual es renovable y si se mantiene después de una semana, Estados Unidos y Rusia lanzarán un esfuerzo conjunto para enfrentar a los combatientes de Nusra al igual que a los del grupo Estado islámico.
El acuerdo también pide obtener los alimentos y ayuda médica necesitados con urgencia en lugares como Alepo, donde la guerra civil siria de cinco años ha llevado a una crisis humanitaria, con cientos de miles de personas muertas y otros 11 millones desplazados.