Seis meses después de que uno de sus cohetes explotó al despegar, la empresa Space-X, de capital privado, reanudó operaciones el lunes con un dramático lanzamiento nocturno y un histórico aterrizaje vertical de su cohete impulsor de 15 pisos de altura.
El cohete Falcon fue lanzado desde el puerto espacial de Cabo Cañaveral, en Florida llevando 11 pequeños satélites a una órbita baja para la firma de comunicaciones OrbComm.
Unos dos minutos después de iniciado el vuelo, la primera etapa del cohete se separó limpiamente de la segunda, y comenzó su descenso controlado de regreso a la Tierra.
Momentos más tarde, los controladores y empleados de SpaceX en las instalaciones de California irrumpieron en vivas mientras las cámaras de televisión mostraban el momento en que el cohete en posición vertical aterrizaba en un antiguo sitio de lanzamientos de misiles de la Fuerza Aérea situado a unos nueve kilómetros de la plataforma de lanzamiento.
El multimillonario emprendedor, Elon Musk, que dirige SpaceX, tuiteó poco después del aterrizaje: "¡Bienvenida de regreso, nena!
Más tarde, hablando con los reporteros describió la hazaña como “un momento revolucionario.
"Nadie ha traído antes de regreso intacto un impulsor de clase orbital", dijo.
La primera etapa de un cohete es la que lleva la máquina, que es la parte más cara. Al lograr aterrizarlos para volverlos a usar, podrán volar de nuevo y bajarán los costos de los vuelos espaciales.
Todos los intentos anteriores de aterrizaje habían fracasado.
SpaceX es una de varias compañías privadas contratadas por la NASA para llevar provisiones, y eventualmente, astronautas, a la Estación Espacial Internacional.