Dales Cresswell mantiene su pistola consigo todo el tiempo cuando está en el colegio, sea en el salón de clase o en eventos deportivos.
Cresswell, entrenador principal de los equipos de senderismo y campo a través de chicos, es parte del pequeño pero creciente grupo de profesores en Estados Unidos que se ofrecen como voluntarios para llevar un arma. El Distrito Escolar de Herber Springs, para el que trabaja acaba de unirse al programa este semestre.
“No lo pensé dos veces. Tengo una hija que todavía está en el colegio”, dijo Cresswell sobre su decisión, reconociendo que podría conocer a cualquier tirador en potencia. “Como yo lo veo, estoy protegiendo a más de una persona. Estoy protegiendo a todos los demás estudiantes”, dijo el entrenador.
Pruebas y entrenamiento
Para poder entrar en el programa, Cresswell y otros trabajadores, incluyendo los administradores y profesionales informáticos que puedan moverse con mayor facilidad y rapidez, se sometieron a verificaciones de sus antecedentes y pruebas psicológicas. Hasta hoy todavía siguen pasando por un riguroso entrenamiento.
“Sé que el verano pasado hubo una gran movilización aquí. Afortunadamente tomamos la decisión antes y pudimos asegurarnos de tener a los capacitadores y de reservar un espacio en nuestro horario”, dijo el superintendente del distrito escolar, Alan Stauffacher, subrayando que otros colegios están “luchando” por preparase.
Un semestre después, ya no es una novedad que Cresswell cargue un arma. Según él, los estudiantes dicen que se dan cuenta de que lleva una pistola.
Sandy Hook
Aunque no existe una ley que lo prohíba, no era común que los profesores en Arkansas llevaran armas antes de que, en el 2012, un hombre de 20 años, armado con un rifle semiautomático, asesinara a veinte niños y seis adultos en la escuela primaria Sandy Hook en Connecticut, al noreste de EE.UU.
El incidente empujó a David Hopkins, superintendente del sistema de Escuelas Públicas de Clarksville, Arkansas, a buscar maneras más efectivas de proteger a sus estudiantes.
“Fue tan horrible. Algo así te hace detenerte”, dijo Hopkins, “empecé a recibir llamadas de nuestros padres y abuelos preguntándome, ¿qué estás haciendo para proteger a nuestros niños?”
En ese momento, Hopkins se preguntó si lo que tenía en mente -dar armas a los profesores del distrito escolar- era legal. Desde entonces, ha aconsejado a otros colegios en Arkansas a seguir su ejemplo.
“No es que queramos ser como vaqueros, pero te pones a pensar sobre la posibilidad de que alguien entre a tu negocio o tu escuela, ¿no te gustaría estar preparado?”, dijo.
Protegiendo a los colegios y a los estudiantes
Proteger a los colegios de futuros tiroteos ha comenzado a ocupar cada vez más el tiempo de los administradores y los legisladores. Tan solo este año, 113 personas fueron asesinadas o resultaron heridas en tiroteos en escuelas en EE.UU.
Después del tiroteo en un colegio en Parkland, Florida en febrero, el gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, encargó a un comité la tarea de estudiar cómo prevenir futuros escenarios de ese tipo.
El informe, publicado por el comité a principios de este mes, hizo énfasis en que las escuelas deben tomar sus propias decisiones pero recomendó que “ningún campus debe estar jamás sin personal armado cuando los profesores y los niños estén tomando clase o participando en alguna actividad extracurricular”.
Un estudio publicado por Vice News en marzo encontró que al menos 14 de los 50 estados del país dan armas a sus profesores y otros 16 permiten que las juntas escolares tomen las decisiones sobre el asunto.
Mientras Cresswell y Hopkings creen que dotar de armas a los profesores ayuda a desalentar la violencia, no todo el mundo está de acuerdo.
Después de la publicación del reporte de la Comisión de la Seguridad, la ONG ‘Madres Piden Acción’ dijo que “poner armas en las manos de los profesores no es la respuesta”, añadiendo que “los estudios indican que dar pistolas a los educadores hará que los niños estén menos seguros”.
“Como una regla general, no creo que nadie crea que eso es preventivo. Creo que la mayoría de los individuos sensatos saben que si una persona decide hacerse daño a sí misma o (hacérselo a) alguien más, no va a pensar ‘quizá haya alguien armado’”, dijo Cathy Koehler, presidenta de la Asociación Educativa de Arkansas.
Koehler no llegó a decir que los trabajadores de las escuelas no deberían estar armados, reconociendo que la policía en algunos condados rurales puede tardar hasta 20 minutos en responder a una situación. Sin embargo, hizo hincapié en que las escuelas deberían contar con la participación de la comunidad, con la que que afirman que cuentan tanto en Clarksville como en Herber Springs.
“Nosotros siempre preferiremos que se invierta en los servicios de salud mental que necesitan desesperadamente ayuda y cuenta con fondos insuficientes”, dijo Koehler.
Scott Gauntt, miembro de la Comisión de Seguridad y superintendente del Distrito Escolar Consolidado de Westside, dijo que no ha sido presionado para armar a los profesores.
Westside fue el escenario de un tiroteo en donde murieron varias personas hace 20 años, por lo que usualmente aparece en las conversaciones sobre la seguridad en las escuelas. Como los otros superintendents, Gauntt le da gran importancia a su papel como protector de los estudiantes.
“Cada vez que oímos sobre otro tiroteo, recordamos cómo eso sucedió. ¿Cómo podríamos haberlo combatido?”, se preguntó Gauntt.
Con el paso de los años, la escuela ha instalado docenas de cámaras de seguridad y cerraduras más fuertes para las aulas. Los profesores reciben entrenamiento de supervivencia en el que les aprenden, por ejemplo, a aplicar un torniquete para evitar que los alumnos se desangren por heridas de bala.
Desde primaria, se les enseña a los alumnos a “tomar parte en su propia superviviencia”. En vez de esconderse en silencio bajo sus escritorios, se les entrena sobre cómo hacer ruidos fuertes y a tirar cosas.
“Es abrumador que tenga que decirle a un estudiante de jardín de infantes que si un hombre trata de dispararle, tiene que correr y gritar”, dijo Gaunt. “Esa no es la razón por la que decidí ser educador”.
Respecto a dar armas a los profesores, Gaunt es reacio a tomar una postura fuerte pero admite que le preocupa que haya armas libremente en el colegio.
A la larga, casi todos están de acuerdo en que, a pesar de todas las precauciones, un tirador con motivación encontrará cómo hacer daño.
“La seguridad en las escuelas es una ilusión”, dijo Gaunt.