Las autoridades de Yemen están complicando la entrega y distribución de la necesaria ayuda humanitaria en el país, dijo el jefe de la agencia de Naciones Unidas para la infancia en la región, advirtiendo que obstaculizar estas labores podría acelerar las condiciones de hambruna.
El llamado de Estados Unidos para un alto el fuego es imprescindible para terminar con una "brutal guerra", explicó Geert Cappelaere en una entrevista con The Associated Press desde Yemen.
Cappelaere, director regional de UNICEF, visitó la arrasada ciudad portuaria de Hodeida y la capital, Saná, durante los dos últimos días, coincidiendo con el recrudecimiento de los combates y los bombardeos aéreos.
Ni las autoridades yemeníes ni los responsables de los rebeldes chiíes, más conocidos como hutíes, están cooperando, agregó.
"Las respectivas autoridades no nos están permitiendo hacer nuestro trabajo tan rápido como deberíamos", apuntó.
Cappelaere explicó que no puede llevar a los mejores expertos en nutrición a la asediada nación por las demoras en la concesión de visas y las agencias de ayuda tienen problemas para recibir suministros a tiempo por los impedimentos burocráticos. Además criticó a las autoridades con "otros intereses" por crear retrasos en la llegada y entrega de suministros, sin ofrecer más detalles.
La mayoría de las agencias de ayuda operan en territorios controlados por los hutíes donde las milicias imponen restricciones de movimiento y obligan a usar sus listas de beneficiarios.
Yemen está en guerra desde marzo de 2015, cuando los hutíes ocuparon el norte de Yemen obligando al gobierno reconocido por la comunidad internacional a exiliarse. Esto llevó a una coalición liderada por Arabia Saudí, formada para respaldar al ejecutivo, a librar una destructiva campaña aérea en la nación.
Tres cuartas partes de los 29 millones de habitantes de Yemen padecen inseguridad alimentaria, 1,8 millones de niños sufren malnutrición y 400.000 menores de cinco años están en la peor fase de la desnutrición: sin intervención podrían morir.