Al juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente, Nicolás Maduro ofreció abrir un proceso de reconciliación que podría llevar a la liberación de algunos opositores y levantar la producción petrolera para enfrentar la crisis económica, aunque admitió que al país le vienen tiempos difíciles ante las nuevas sanciones de Estados Unidos.
Durante un acto en la Constituyente la presidenta del organismo controlado por el oficialismo, Delcy Rodríguez, juramentó a Maduro como ganador de los comicios, pero también se estableció en un decreto que el mandatario deberá prestar juramento nuevamente el 10 de enero para tomar posesión para el periodo 2019-2025.
La juramentación fue rechazada por la coalición opositora, que consideró el acto como una "escena bufa" y una "burla" a los venezolanos en medio de la crisis.
"Es indignante que se usen espacios públicos y símbolos de la patria para escenificar una mentira", dijo la alianza en un comunicado al reiterar el desconocimiento de la reelección de Maduro y de la Constituyente.
Maduro, de 55 años, se impuso en los comicios del 20 de mayo al alcanzar 6,2 millones de los votos y superar por 47 puntos porcentuales a su más cercano rival, el candidato independiente Henri Falcón.
En su discurso, el gobernante reelecto defendió los comicios asegurando que fueron "libres" y "constitucionales" en abierto rechazo a la postura que asumieron Estados Unidos, la Unión Europea y buena parte de los países de la región que rechazaron el proceso electoral alegando que no cumplió los parámetros democráticos.
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Maduro criticó con dureza las sanciones de esta semana de Washington que limitan la capacidad del gobierno venezolano de liquidar activos públicos y admitió que las medidas crearán "graves dificultades" porque le impedirán a Venezuela "conseguir dinero para hacer las importaciones". "Las sanciones de míster Trump serán anuladas y derrotadas", agregó.
Al mismo tiempo Maduro admitió que "no estamos haciendo las cosas bien" y aseguró que en su nuevo mandato impondrá una serie de cambios para hacer frente a la crisis que padece el país y abrirá un proceso de diálogo con todos los sectores.
Como parte del diálogo, el mandatario dijo que emprenderá un "proceso de reconciliación nacional" que implicará que personas detenidas por casos de violencia política salgan en libertad, pero descartó que puedan ser beneficiados quienes cometieron graves crímenes o asesinatos.
Asimismo anunció que Venezuela espera incrementar en un millón de barriles la producción petrolera en los próximos meses. Durante el último año ha enfrentado una caída hasta descender a 1,5 millón de barriles diarios.
El mandatario aprovechó para criticar a la coalición opositora por no suscribir en febrero un proyecto de acuerdo que se definió en una mesa de negociaciones y responsabilizó al encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en Caracas, Todd Robinson, de presionar a los dirigentes opositores para que no firmaran el convenio.
"Está tomando su avión en esta hora", dijo el mandatario en alusión a Robinson, que partió el jueves. El martes Maduro declaró a Robinson y al ministro consejero, Brian Naranjo, personas no gratas y les dio 48 horas para irse de Venezuela.
En una medida recíproca Washington ordenó el miércoles la expulsión del encargado de negocios de la embajada de Venezuela en Washington, Carlos Ron Martínez, y una funcionaria del consulado venezolano en Houston.
El gobernante anunció que las autoridades descubrieron un complot para evitar las elecciones presidenciales y que fueron detenidos supuestos conspiradores que habrían confesado que recibieron financiamiento de la embajada de Estados Unidos en Caracas y el gobierno colombiano, pero no ofreció detalles ni pruebas.
A su vez señaló a su par colombiano, Juan Manuel Santos, de buscar promover "acciones de provocación" para dejar una "situación bélica" en la frontera entre ambos países y ordenó al ministro de Defensa que llame a su par colombiano para alertarlo sobre los supuestos planes.