La oposición venezolana, conformada por cerca de 40 partidos, “coquetea” con la posibilidad de ir a elecciones regionales este año como parte de una estrategia cuyo objetivo último es desalojar al chavismo del poder, según actores políticos y analistas consultados por la Voz de América.
La eventual participación de algunos sectores opositores sería una abierta contradicción a la directriz de Juan Guaidó, uno de sus principales líderes, considerado por 50 gobiernos como presidente interino y quien ha descartado de plano siquiera la evaluación de la propuesta de ir a esas votaciones.
Treinta y siete partidos opuestos al gobierno de Nicolás Maduro se negaron a participar en las elecciones legislativas del 6 de diciembre pasado por considerarlas carentes de garantías y condiciones democráticas.
El chavismo arrasó en esas votaciones, al lograr 253 de 277 diputaciones de un Parlamento que entró en funciones desde enero, mientras opositores, gobiernos americanos y europeos dicen desconocerlo como institución legítima.
En las últimas semanas, tanto el Grupo de Contacto como el Consejo Europeo han aconsejado un diálogo inclusivo que derive en elecciones transparentes.
La oposición demanda elecciones presidenciales y repetir las legislativas, pero la primera parada de la ruta electoral parece ser la de 23 gobernaciones, que deben realizarse este año, según la Constitución venezolana. El madurismo, por su lado, no descarta que esas votaciones también incluyan a 335 alcaldías.
Dirigentes opositores se han manifestado con planteamientos antagónicos. María Corina Machado, de Vente Venezuela, dijo en enero que no cree en “farsas disfrazadas de elecciones o diálogos”. Henry Ramos Allup, de Acción Democrática y primer presidente del Parlamento electo en 2015, anticipó que su movimiento participará en las regionales si resulta “conveniente”.
Oswaldo Ramírez, director de la firma ORC Consultores, observa que algunos partidos opositores proponen la idea de reconquistar espacios políticos, primero, para luego hacer lo propio con la Presidencia de la República.
Ello significa la construcción de condiciones para un proceso justo, limpio, transparente y democrático, como lo plantea el lenguaje de la diplomacia internacional en sus más recientes comunicados sobre Venezuela, resalta.
“¿Puede parte de la oposición participar? Creo que sí. Está habiendo un proceso de coqueteo con la idea y esto puede llevar a que eventualmente se presenten en ese proceso. Para poder ganar a esas elecciones, requieres ir con la fuerza de un bloque único, no puedes ir dividido”, advierte Ramírez en declaraciones a la VOA.
Ramírez, consultor en estrategia, campañas electorales y riesgo político, destaca que otro objetivo debe ser el convencimiento de la población, a solo semanas de que se impusiera el discurso del abstencionismo en Venezuela.
Las condiciones para un eventual regreso a la vía electoral pasan por el nombramiento de un nuevo Consejo Nacional Electoral, la devolución de tarjetas judicializadas de un puñado de partidos, la habilitación de todos los políticos opositores, el regreso de exiliados y la liberación de presos políticos.
La prohibición del ventajismo mediático del chavismo, así como la depuración del registro electoral, se incluyen entre las garantías que demanda la oposición.
Es una agenda compleja que, del lado del chavismo, también significaría la flexibilización de las sanciones económicas al gobierno de Maduro y el reconocimiento o legitimación de actores oficiales y del nuevo Parlamento.
¿Falso dilema o estrategia mayor?
Guaidó advirtió este miércoles en un acto público que la mayoría de la oposición no caerá en “el falso dilema” de asistir a unas regionales. Acusó al chavismo de secuestrar al poder electoral, las tarjetas de los principales partidos y de querer “escoger a los candidatos” que enfrentaría.
Maduro, por su parte, dice haber notado “bastante movimiento” de campaña entre las filas opositoras que, a su entender, parece indicar que al menos un sector de ellas participará en las regionales.
“Bueno, bienvenidas las elecciones, bienvenida la libertad”, expresó el mandatario, esta semana, en Caracas.
Juan Pablo Guanipa, dirigente nacional de Primero Justicia y primer vicepresidente de la directiva parlamentaria que encabezó Guaidó, dice comprender la iniciativa de participar en las regionales solo si forma parte de una estrategia mayor, que involucre el desalojo del chavismo del poder.
“Entiendo la posibilidad de ir a unas regionales si son parte de una estrategia más amplia que implique condiciones electorales y un cronograma electoral que incluya la presidencia de la República. Como algo aislado no lo veo”, expresa, en conversación con la Voz de América.
Pide sustentar la estrategia opositora en tres premisas.
“La primera es que estamos enfrentados a una dictadura criminal, férrea, delictiva, negada a democratizar el país porque sabe que, en elecciones libres, se va”, detalla.
La segunda significa tener claro el objetivo de un “cambio político” mediante elecciones presidenciales y parlamentarias. “La tercera es la unidad. Debemos fortalecerla”, complementa Guanipa.
Elemento estratégico
Enrique Márquez, diputado de Un Nuevo Tiempo, está ganado a la reconstrucción de las fuerzas internas opositoras para participar en las elecciones regionales “como elemento estratégico”, según comenta a VOA.
Cree que fue un “error” no haber participado en las legislativas del año pasado. Si bien dice estar consciente de que el gobierno de Maduro no otorgará condiciones electorales, opina que la oposición es capaz de derrotarlo.
“Estoy seguro de que, por el profundo descontento y el desarraigo del chavismo (con el pueblo), lograremos un éxito importante” en las gobernaciones, afirma.
Confía en que la mayoría de las bases partidistas de la oposición respaldan la opción de participar activamente en esas elecciones locales.
“Si la oposición lograra recuperar el control de un número importante de gobernaciones y alcaldías, la fuerza se sentiría y permitiría un proceso democrático, de fortalecimiento institucional. La democracia no es un regalo de Maduro, la tenemos que construir entre todos”, asevera Márquez.
Américo De Grazia, uno de los diputados venezolanos que se encuentran en el exilio, abogó recientemente por negociar con el madurismo “con un pañuelo en la nariz” para convertir las regionales en una especie de plebiscito.
Según Ramírez, de la firma ORC Consultores, la oposición venezolana se encuentra en una negociación interna que supone replantear sus rutas.
Esos planteamientos, advierte, no son monolíticos y son temporales, es decir, se ciñen a un momento específico, como lo son ahora las elecciones regionales.
“Habrá que esperar los resultados de qué va a pasar con estos grupos, porque algunos de esos miembros coquetean con la participación en elecciones”, dice.