Venezuela interrumpió en abril pasado un período de 10 meses de recuperación de sus cifras de producción petrolera y ello refleja los efectos de las sanciones económicas extranjeras y de la inoperatividad absoluta de sus taladros, advierten expertos en el área.
La producción de crudo de Venezuela disminuyó en 15 por ciento en abril pasado en comparación con el mes anterior, según lo reflejado en el boletín periódico de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
El reporte mensual del grupo detalló que la producción del país suramericano fue de 445.000 barriles por día, de acuerdo con las fuentes secundarias.
En marzo, esos niveles se encontraban en 526.000 barriles al día y, un mes antes, eran de 524.000. En solo 30 días, entonces, la productividad de la industria de hidrocarburos se redujo en 81.000 barriles.
La cifra significa la interrupción de un período de diez meses de escalada paulatina de la producción en Venezuela, el país con mayores reservas petroleras del mundo, de 300.000 millones de barriles.
Antonio De La Cruz, experto en economía petrolera, considera que la caída de la producción refleja la inoperatividad de taladros desde octubre del año pasado.
“Son siete meses de ausencia de taladros. Eso tiene un impacto en la reparación de los yacimientos de los pozos y en actividad exploratoria”, dice el director del centro de pensamiento Inter-American Trends a la Voz de América.
Sospecha que Venezuela evidencia su entrada a lo que denomina como “un ciclo de caída sistémica de producción”, que situaría las cifras de producción en niveles que ronden los 300.000 y 450.000 barriles diarios.
“Es una etapa final de producción petrolera en términos comerciales. Estamos entrando a ese escenario”, diagnostica De La Cruz.
Por culpa de las sanciones
Carlos Mendoza Potellá, economista experto en finanzas y petróleo, advierte que las “pésimas condiciones” de la industria venezolana obedecen esencialmente a las sanciones económicas de Estados Unidos en los últimos cuatro años.
“Esa es la causa principal de la caída. Hay otras causas que vienen de lejos, pero no hay empresas que se arriesguen a ser sancionadas” por sus pactos con el gobierno de Nicolás Maduro, explica a la VOA.
La industria petrolera local ha colapsado en los últimos 20 años hasta registrar cifras similares a las reportadas a mitad del siglo pasado. Cuando Hugo Chávez asumió la presidencia venezolana, en 1999, la producción era de 3,2 millones de barriles al día y el nuevo mandatario prometió elevarla hasta seis millones.
Una ola de despidos masivos en Petróleos de Venezuela (PDVSA), en 2002, la migración de personal calificado, la inflación de la nómina de la estatal petrolera con empleados sin la capacitación debida, y la designación en cargos gerenciales de militares y gerentes sin la experiencia requerida favorecieron el desplome progresivo de la producción en el siglo XXI, exponen expertos.
El gobierno de Nicolás Maduro también señala al “bloqueo económico” y a las sanciones administrativas de parte de Estados Unidos como las principales razones de la crisis en la industria petrolera venezolana.
Entre las restricciones, resaltan la cancelación de órdenes de compra a PDVSA, las sanciones a navieras por distribuir crudo venezolano, y la cesión del control de su filial, CITGO, y de cuentas bancarias del Estado a Juan Guaidó, líder opositor a quien 50 gobiernos consideran presidente interino del país.
"Juego" político
El líder opositor Juan Guaidó propuso la semana pasada un acuerdo de “salvación nacional” que incluye la negociación de las sanciones.
Ese escenario ayudaría a la recuperación petrolera, remarca Mendoza Potellá, quien compara al país y los efectos de las sanciones con “una fortaleza sitiada en la que el sitiador -la Casa Blanca- elimina accesos de agua y alimentos”.
Advierte, a su vez, que existe poca información sobre los planes oficiales de recuperación de la industria petrolera por efecto de la Ley Antibloqueo, que permite al Estado reservarse los nombres de las empresas involucradas en el sector para evitar que sean objetos de sanciones internacionales.
De La Cruz, por su parte, cree que un acuerdo político sobre democracia y sanciones ayudaría al ingreso de capital extranjero en la industria petrolera.
“Eso iría aliviando para recuperarla, que está en el suelo”, apunta, antes de preguntarse quién daría el primer paso para esos pactos: Estados Unidos, levantando las sanciones; o Venezuela, permitiendo libertades democráticas.
“Hay un juego entre huevos y gallinas. ¿Qué es primero, la flexibilización de las sanciones o el cambio político en Venezuela? Claro que beneficiaría a la industria (la flexibilización de sanciones), porque regresarían capitales”, dice.
El gobierno de Maduro prometió este año elevar la producción diaria a 1,5 millones de barriles. Según expertos y exgerentes de PDVSA entrevistados por la VOA, la recuperación de la industria se dificulta en un contexto de aguda crisis económica y elevarla a esos niveles podría tomar entre cinco y ocho años.
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