Los argentinos son actores por naturaleza. Siempre he pensado que ir al psicólogo está aquí de moda porque tienen la necesidad de dejar de actuar en algún momento del día. Buenos Aires presume de ser una de las capitales mundiales con más salas de teatro y cine.
La leyenda dice que cada noche puedes encontrar más de 300 espectáculos. Desde los más caros en la calle Corrientes a los de cualquier escuela de teatro, que los ofrece casi gratis. Comparado con España ir al teatro aquí no es un lujo, pero en pesos argentinos no es algo de todos los días. Como casi todo en Buenos Aires hay que 'rebuscársela', y el truco está en ir los miércoles, que suele ser más barato o buscar centros culturales, que siempre ofrecen actuaciones por menos de 6 euros.
El teatro lo empaña todo en Argentina. Si no fuera por los turistas, las piezas teatrales sustituirían a las actuaciones de tango en los restaurantes.
La exageración italiana y la espontaneidad española han dejado una herencia genuina para el teatro argentino. Algunas de las mejores escuelas de interpretación y arte dramático se encuentran en esta ciudad, donde la Universidad de Buenos Aires tiene un Instituto de Artes del Espectáculo.
Y cómo no, la añoranza de París forma parte del imaginario de Argentina. Este sábado se celebra la Nohe en Vela, inspirada en la Nuit Blanche de París, “para caminar, mirar, escuchar, participar, disfrutar y redescubrir la ciudad en una sola noche a través del arte y la cultura”, dice el anuncio.
Una encuesta publicada por un periódico decía que el 70% de los argentinos se consideran más cultos que el resto de los latinoamericanos.
No es raro ir a un café y escuchar a un grupo de amigos discutir de Sartre o de la diferencia entre la envidia y los celos en Froid. Puede que el teatro sólo sea la punta del iceberg de una sociedad profundamente interesada en la cultura, pero este arte lo contiene todo; sacia la necesidad intelectual a la vez que mantiene la mente distraída de los problemas. Una buena alternativa al fútbol.