La usual calma de mediodía del domingo se rompió el 11 de julio en las calles cubanas y en el ciberespacio. Desde San Antonio de los Baños, actual provincia Artemisa, salieron las imágenes de las primeras protestas que luego se extenderían a decenas de pueblos y ciudades de la isla.
De perfil en perfil de Facebook e Instagram se propagaban los videos que casi en tiempo real mostraban a cientos de personas reclamando al Gobierno cubano libertad, vacunas, medicinas y comida. Sin armas, sin miedo y a grito pelado era por lo general el panorama de las manifestaciones en todo el país.
“Había un grupo de personas, de cubanos, reunidos en un parque de San Antonio de los Baños, todo era muy confuso”, rememora desde Miami Norges Rodríguez, co-fundador del proyecto Yucabyte, enfocado en el desarrollo dentro de Cuba de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
Rodríguez cuenta a la Voz de América que al ver la intensidad que tomaba el estallido social comenzó aceleradamente a compartir con sus más de 15.000 seguidores lo que iba saliendo por las distintas redes sociales.
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Represalias a la información
A pesar de la falta de un medio definido para informarse y comunicarse, la noticia recorrió en pocas horas las redes sociales. Ciudadanos comunes, testigos de las marchas espontáneas, grababan con sus teléfonos, primero los reclamos de la muchedumbre, luego los enfrentamientos con la Policía, los golpes, los arrestos y los balazos.
Pero vino el corte a la internet, en un intento por silenciar el inédito flujo informativo.
Los periodistas José Ignacio Martínez y Daniel González Oliva, colaboradores del portal digital Diario de Cuba, enviaron videos a la VOA de algunas de las manifestaciones de ese día en La Habana.
La versión oficial mostró por televisión la llegada del presidente Miguel Díaz-Canel a San Antonio de los Baños. Luego el mandatario tildó de "confundidos" a los manifestantes, achacó la agudización de la crisis al embargo de Gobierno de Estados Unidos, y como es táctica al uso, las voces discordantes no tuvieron cabida en los medios del Estado.
Algunos de los perfiles que inicialmente reportaron las protestas han desaparecido, apunta Rodríguez. El video original con la primera directa desde San Antonio ya no está en las redes. Tampoco aparecen algunos de los primeros videos que fueron publicados a nombre de Yoan de la Cruz y Samantha Regalado.
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Los dueños de algunas de las cuentas prefieren permanecer en silencio por temor a represalias; otros, sin más medios de comunicación donde contar su parte de la historia, han usado las redes sociales para denunciar injusticias y para defenderse. Fuentes consultadas por la VOA han dado cuenta de la presión de las autoridades para que retiren de redes sociales sus publicaciones en apoyo a las protestas, o para que convenzan a sus familiares en el extranjero de que hagan lo mismo.
En los albores de la protesta “había algo contenido en los cubanos después de tantos años de privaciones, de todo tipo: económicas y también de libertades en general, y eso estalló”, señala Rodríguez. “Llegó en un momento en el que el país tiene una de las situaciones más críticas, probablemente, de su historia más reciente”.
Un reto, una alternativa
Siete años después de fundado, el periódico independiente 14ymedio vio la oportunidad de cubrir un hecho sin precedentes en la historia de Cuba: una protesta masiva que recorría la isla de cabo a rabo y que llevaba los ingredientes de las demandas, la contraofensiva del gobierno el saldo de detenidos y encarcelados con nombres y apellidos.
La bloguera Yoani Sánchez, autora de la bitácora Generación Y y hoy directora de 14ymedio, dijo a la VOA que el #11J lo vivieron “con una mezcla de entusiasmo informativo, adrenalina, pero también con muchas dificultades y muchas presiones”.
Los cortes de Internet obligaron a estos periodistas, tolerados, pero no autorizados, a recurrir a los viejos métodos de dictar por teléfono y transcribir para documentar las protestas, quejas y detenciones que se sucedían este domingo.
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Luz Escobar, una de sus reporteras fijas, está bajo asedio policial hace dos semanas. Fuerzas al servicio de la Seguridad del Estado rodean las inmediaciones de su vivienda y no le permiten salir a la calle, denuncia Yoani.
Desde sus inicios como líder de la blogósfera alternativa a finales de los años 2000, Sánchez empujó lo que pudo para el uso de las Nuevas Tecnologías de la Información (NTI), y llegado el #SOSCuba echaron mano a herramientas como WhatsApp y Telegram.
Ahora mismo, sostiene Yoani, “se mantienen los operativos policiales, donde, por ejemplo, tomar una foto o un pequeño video en las calles puede ser el camino más directo a una multa, a un arresto e incluso a un ataque físico contra nuestros reporteros”.
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Periodista ciudadana casi sin darse cuenta
La emprendedora cubana Saily González, o Saily de Amarillo como se le conoce en los espacios de emprendedores, es la propietaria del hostal Amarillo BandB en Santa Clara y desde que comenzaron las protestas ha publicado diariamente en sus redes sociales videos donde explica la realidad cubana e invita al debate a sus seguidores.
“Ver que San Antonio de los Baños estaba en la calle fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida”, recuerda González, quien ese domingo intercambió mensajes con sus empleados y amigos en WhatsApp y Telegram en un intento por unirse a las protestas.
También lea Saily González, emprendedora cubanaExplicar cómo vive, piensa y siente el cubano de la isla le parece fundamental para que la comunidad internacional entienda la realidad cubana actual y apoye al pueblo. Ella también quiere ser puente para el debate dentro de Cuba. “Se está debatiendo en las calles, en las casas, en las esquinas. Hay unos que están procesando (la información) y otros que están haciendo”, advierte.
Cuenta a la VOA que ha recibido abundantes mensajes de apoyo. En la semana posterior al inicio de las protestas ganó más de 2.000 seguidores en su cuenta de Instagram, apunta un poco asombrada.
No confía en los medios oficialistas, controlados por el Partido Comunista de Cuba, y asegura que como ella, muchos cubanos opinan igual. “Cuba no está ciega. Tenemos acceso a toda la información verdadera”, dice en referencia a medios independientes cubanos, como El Toque, 14yMedio y Periodismo de Barrio.
Tanto los medios oficiales como altos funcionarios del estado, entre ellos el presidente Miguel Díaz-Canel, califican las protestas como disturbios y a muchos de los manifestantes como “revolucionarios confundidos”.
El miércoles pasado el mandatario hizo por primera vez una autocrítica en referencia a las protestas, reconociendo las carencias en el país, la desatención a sectores vulnerables y la falta de oportunidades para los jóvenes.
La emprendedora santaclareña considera fundamental apoyar, especialmente, a los jóvenes que fueron detenidos por protestar, porque en ellos ve el futuro de un cambio en Cuba,” y si los abandonamos ahora, luego no podremos contar con ellos”, advierte en varios de sus videos.
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Confrontar "la narrativa gubernamental"
Para el equipo de trabajo de El Toque, una publicación independiente que afirma que “todas las historias cuentan”, vio las jornadas tras el #11J como “tiempos, momentos complicados. Esa primera semana fue tratar de darle sentido y entender la magnitud”, explica su editor general, José Jasan Nieves.
Uno de sus empeños fue “mantener la narrativa de la importancia, del alcance, la legitimidad de esas protestas contrarrestando una narrativa gubernamental que quiere minimizarlas, catalogarlas de vandálicas y restarle importancia y valor”, dijo a la VOA.
Nieves precisa que El Toque no es un medio dado al breaking news en sí, al menos no a la manera tradicional, sin embargo, el equipo otorga particular importancia a la flexibilidad a la hora de contar los sucesos. “No quedarnos solo en el texto tradicional: texto y foto, que es lo tradicional de la web, sino combinar vídeo, gráfica, ilustración”.
La variedad de herramientas de las redes sociales como Whatsapp, Twitter, Telegram y las transmisiones en vivo es algo a lo que apelar en casos como los sucesos de #SOSCuba. Esto les ha impulsado a repensar el reto de “cómo actuar ante esos cortes [de Internet] y cómo preparar a la gente para poder evadir los cortes para que la información siga fluyendo. Seguir entendiendo las maneras en que se ha distribuido contenido dentro de Cuba y hacer que sea factible”, concluye.
Internet: domar al potro salvaje
Impulsados por la rapidez para publicar en las redes, tanto la prensa independiente, el periodismo ciudadano como los mismos internautas crearon un momento único en el pasado 11 de julio.
El periodista Boris González Arenas, residente en La Habana y colaborador del portal Diario de Cuba, dijo a la VOA que ha visto el fenómeno como una confluencia de varios factores para que finalmente se viera a la prensa independiente como “un fenómeno magníficamente organizado en Cuba”, pues, a su entender “ha tenido la capacidad de reflejar lo que está pasando, que es muy grande”.
Arenas basa su apreciación en la imposibilidad de los periodistas independientes para tener acceso a fuentes oficiales o reclamar reacciones de parte de los funcionarios. Por lo anterior, Arenas remonta su análisis a diciembre de 2018, cuando el gobierno cubano legalizó el uso de datos móviles “y la prensa independiente multiplicó sus canales de acceso a la población cubana”, algo que considera una influencia en quienes reportaron el #SOSCuba desde los lugares de las manifestaciones.
Para Arenas esta oportunidad “demostró que hay una población que estuvo decidida a replicar lo que estaba pasando, con su nombre, sus apellidos de su cuenta de Facebook, o sea, la población aceptó el reto de hacerse visible al reflejar lo que estaba pasando”.