Un año catastrófico

Una sobreviviente del devastador terremoto que asoló Haití.

Roberto Casin hace un recuento desde Miami de los desastres naturales que en el 2010 afectaron a millones de habitantes en el planeta.

Terremotos y deslizamientos de tierra, la ira de volcanes, inundaciones, olas de calor y heladas polares. Este año ha habido todo tipo de catástrofes y al por mayor. Tanto que hasta el 30 de noviembre casi 260 mil personas habían muerto víctimas de desastres naturales, cuando según Swis Re, una de las reaseguradoras más importantes del mundo, en el 2009 sólo fallecieron por tales causas 15 mil.

Las estadísticas dicen que el 2010 ha sido el año más mortífero en más de un cuarto de siglo, y el de mayor actividad sísmica en décadas. Los inicios no pudieron ser peores, primero con el terremoto de enero en Haití, que mató a más de 220 mil personas, y luego, en febrero, con otro 500 veces más potente en Chile. También se registraron violentos sismos en Irán y Japón.

En Pakistán, las inundaciones cubrieron de agua más de 160 mil kilómetros cuadrados, una superficie casi equivalente a la de todo Uruguay. Las torrenciales lluvias también anegaron y causaron estragos en China, Italia, India, Colombia, Venezuela y Chad.

Un volcán en Islandia paralizó durante días el tráfico aéreo en buena parte de Europa, y dejó varados en los aeropuertos a más de 7 millones de pasajeros. Otras erupciones telúricas ocasionaron dolor y destrozos en Indonesia, el Congo, Guatemala, Ecuador y Filipinas.

En Rusia, el verano trajo una inusitada ola de calor que provocó la muerte a cientos de personas e hizo subir los termómetros a una marca récord para un país de clima polar: 44 grados centígrados. Pero no sólo eso, en 18 países la temperatura trepó a niveles inesperados, y después cayó de forma estrepitosa antes de Navidad y cubrió copiosamente de nieve partes de Norteamérica y de Europa.

La ciudad de Los Angeles, en EE.UU. registró el día más caluroso de toda su historia con 45 grados centrígrados; Nueva York fue azotada por dos desacostumbrados tornados; tempranas heladas congelaron numerosos estados, y en el Sur de Florida la temperatura descendió a niveles no vistos desde 1937. En todo el país hubo 79 grandes percances naturales, más del doble de lo usual, aparte del enorme derrame de petróleo en aguas del Golfo de México frente a la costa de Luisiana.

Los expertos calculan que en todo el planeta los desastres naturales ocasionaron pérdidas económicas del orden de los 222 mil millones de dólares. Eso ya no tiene solución, pero el aviso perdura. El 2010 fue una clara advertencia de que si no aprendemos la lección y dedicamos más recursos a preservar la vida en el planeta, la tragedia podría ser todavía peor.