El gobierno de Arabia Saudita afirmó que Irán debe "pagar el precio" por el presunto complot planeado para asesinar al embajador saudita ante el gobierno de Estados Unidos, Adel al-Jubeir.
Por su parte, autoridades de Estados Unidos y de Gran Bretaña, dijeron que están discutiendo impulsar una nueva ronda de sanciones contra el gobierno del presidente Mahmoud Ahmadinejad.
El príncipe saudita, Turki al-Faisal, ex embajador del reino de Arabia Saudita en Washington, dijo este miércoles que es "abrumadora" la cantidad de pruebas disponibles que "claramente muestran la responsabilidad de autoridades iraníes" en el complot.
Las autoridades del departamento de Justicia de Estados Unidos acusaron a dos iraníes de llevar a cabo la conspiración para asesinar al embajador saudita en Washington, para lo cual trataron de contratar a sicarios de los cárteles mexicanos.
Según informó un portavoz de la Casa Blanca, el presidente Barack Obama fue informado en junio de 2011 sobre las investigaciones y ordenó proveer todo el apoyo necesario a la investigación. Obama definió como "un logro significativo" el haber frustrado los planes para llevar a cabo un atentado en territorio estadounidense.
Uno de los acusados es Manssor Arbabsiar, un iraní nacionalizado estadounidense, quien fue arrestado en el aeropuerto internacional John F. Kennedy de Nueva York cuando trataba de abandonar el país el pasado 29 de septiembre de 2011.
El segundo sospechoso es Gholam Shakuri, integrante de la organización con sede en Irán conocida como fuerza Quds, quien se mantiene prófugo.
Respuesta de Irán
En Teherán este miércoles, el presidente del congreso, Ali Larijani, definió las acusaciones de Estados Unidos como un "juego de niños".
A la vez, la televisión iraní, Press TV, dijo que el gobierno de Ahmadinejad convocó a los diplomáticos de Suiza, que representan los intereses de Estados Unidos en Teherán -debido a que EE.UU. e Irán no tienen relaciones diplomáticas-, sobre las acusaciones estadounidenses.
Según las autoridades estadounidenses, el detenido, Arbabsiar, sin saberlo contrató a un informante de la oficina antidrogas de Estados Unidos, la DEA, para ejecutar el atentado, creyendo que se trataba de un informante con vínculos con los cárteles mexicanos de narcotraficantes.
Las autoridades estadounidenses dicen que Arbabsiar confesó haber transferido $100.000 dólares en pagos por un complot que tendría un costo total de $1,5 millones de dólares.