Podía estar en el papel de ser encantadora, lanzar declaraciones explosivas o simplemente dar rodeos. Cualquier versión de Jen Psaki que apareciera en el atril de la Casa Blanca deja pocas dudas de que su partida despoja al presidente Joe Biden de una aliada capaz.
Reconocible de inmediato por su cabellera pelirroja, la secretaria de prensa Psaki, de 43 años, ha sido la cara pública de la administración Biden desde que el demócrata se mudó a la Casa Blanca el 20 de enero de 2021.
Psaki, quien siempre dijo que no esperaba mantenerse en ese cargo de alta presión más de un año, ahora se enfila hacia un lucrativo nuevo puesto como conductora en la cadena de noticias MSNBC.
Se va justo cuando comienzan las brutales campañas para las elecciones de medio término y cuando a Biden se le acumulan problemas domésticos como la inflación y la inmigración ilegal. Además, mientras la invasión rusa de Ucrania entra en un terreno geopolítico cada vez más complejo.
No hay duda de que a la sucesora de Psaki, Karine Jean-Pierre, quien hace historia al convertirse en la primera mujer negra y abiertamente lesbiana en ocupar el cargo, le aguarda un panorama tórrido para los próximos meses.
Jean-Pierre, sin embargo, heredará una oficina de prensa reconstruida después de las andanadas contra los medios y reporteros que había dejado la administración Trump, donde la famosa sala de prensa James S. Brady acumuló polvo.
Psaki deja tras de sí un cierto nubarrón ético, pues estaba recibiendo ofertas de medios -y negociando su salario- mientras continuaba con sus labores diarias como portavoz.
Fuera de eso, ha sido ampliamente reconocida por su profesionalismo.
La propia Psaki subraya la altísima responsabilidad de su papel. El fin de semana pasado habló en Fox News, uno de los mayores antagonistas de Biden, sobre la importancia de una prensa libre.
"Este es el mejor trabajo que he tenido, tal vez el mejor trabajo que tendré", expresó.
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Con su afán de autopromoción, Trump volvió innecesaria la oficina de prensa de la Casa Blanca y prefirió transmitir su mensaje directamente, a menudo por Twitter.
El objetivo, según sus colaboradores, era evitar los medios de comunicación sesgados, pero la dependencia de Trump de las reuniones de prensa informales y caóticas y los tuits a veces confusos o mal escritos alimentaron la percepción de que su principal objetivo era hacer de la presidencia su reality show personal.
Una de las secretarias de prensa, Stephanie Grisham, no realizó ninguna rueda de prensa en sus nueve meses de trabajo. Su sucesora, Kayleigh McEnany, sí hizo algunas sesiones, pero a menudo los encuentros se convirtieron en intercambios irascibles en los que McEnany dejaba claro que compartía el odio del presidente hacia los medios de comunicación.
Psaki restableció la tradición de las sesiones de preguntas y respuestas diarias televisadas y armó un equipo siempre disponible para las preguntas, aunque no siempre diera respuestas.
Desde el atril, Psaki suele responder a preguntas sobre todo, desde la opinión de Biden sobre el aborto hasta los aranceles comerciales sobre la madera canadiense, la guerra en Ucrania o los altibajos de las mascotas de la familia presidencial.
Con habilidades que se aplicarán bien a su puesto de presentadora de televisión, Psaki llega a las ruedas de prensa tan preparada que es raro que algún periodista pueda hacerle tropezar.
"Un día, la gente aprenderá a no provocar a Psaki, pero ese día no es hoy", bromeó en Twitter el usuario @Angry_Staffer, un popular comentarista político, con un clip de la portavoz contestando esta semana a una pregunta aparentemente dura de un periodista con vehemencia y un torrente de contraargumentos.
La autoconfianza de Psaki proviene de su profunda experiencia en el partido demócrata y de su paso por la presidencia de Barack Obama como portavoz del Departamento de Estado, directora de comunicaciones de la Casa Blanca y secretaria de prensa de la campaña electoral.
Y aunque sus respuestas más filosas en la sala de prensa sean celebradas por sus seguidores en el ambiente virtual con los memes #psakibomb, ella apuesta más a la disposición de dialogar de forma cordial con interlocutores desafiantes que a tácticas hostiles.
Esa característica recibió la aprobación de nadie menos que Peter Doocy, el corresponsal de Fox News en la Casa Blanca que ha asumido el papel de principal oponente de Psaki.
Algunos de sus intercambios ante las cámaras han sido tensos, pero cuando la portavoz anunció su salida, Doocy le dio las gracias, dijo que ella "siempre fue una buena contrincante" y que lamentaba "verla partir".
A lo que Psaki contestó, desatando las risas en la sala de reuniones: "¿En serio?".
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