Cae popularidad de Evo Morales

Durante las protestas del mes pasado hubo un sinnúmero de heridos y detenidos.

El índice de aprobación de la gestión del mandatario se desploma estrepitosamente después del llamado “gasolinazo”.

Después de haber mantenido una popularidad promedio del 50 por ciento durante el año pasado, el nivel de aprobación del presidente de Bolivia, Evo Morales, ha caído al 30 por ciento, según una encuesta de opinión.

El sondeo fue realizado por la firma boliviana Captura en las cuatro ciudades más importantes del país, La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y el Alto, en las que reside poco más del 60 por ciento de la población urbana.

El director de la firma, Róger López, dijo a Voanoticias.com que la popularidad de Morales nunca había alcanzado un nivel tan bajo.

“Si comparamos la última medición que hicimos en diciembre, el presidente tenía 43 por ciento de aprobación y ahora tiene 30 por ciento”, indicó.

López puntualizó que la encuesta, con un margen de error de 3,5 por ciento y una confiabilidad del 95 por ciento, se hizo a personas de 18 a 70 años de edad, todos inscritos como electores.

El sondeo también arrojó un respaldo de sólo 21 por ciento para el vicepresidente del país, Alvaro García Linera, y de 13 por ciento para el equipo ministerial de Morales.

Los resultados se difunden después de violentas protestas originadas la última semana de diciembre mayormente en La Paz, El Alto y Cochabamba tras el alza en el precio de los combustibles.

El 25 de diciembre Morales decretó una subida de hasta 83 por ciento en el precio de los hidrocarburos conocida como el “gasolinazo”, pero ante la presión popular se vio obligado a suprimirla.

Bolivia consume unos 35 mil barriles diarios de crudo frente a una producción nacional estimada el año pasado en sólo 4.500 barriles diarios. El déficit lo importa mayormente de Venezuela y Argentina, y lo vende a precios subsidiados.

El presidente aspira convencer a la población de que hay que eliminar ese subsidio porque una buena parte de los combustibles que entran al país se fugan de contrabando a la propia Argentina, Brasil, Perú, Chile y Paraguay.