El sistema de armas nucleares de Estados Unidos, que el secretario de Defensa describe como “el manto de rocas de la seguridad estadounidense”, está entrando a un periodo en el que necesita modernización.
Todos los programas de la tríada nuclear —los misiles balísticos intercontinentales en tierra, los aviones bombarderos con capacidad nuclear y los submarinos que sigilosamente recorren los océanos— están quedando obsoletos como bien lo señalara Donald Trump en el debate presidencial del lunes.
El ultimo de los bombarderos B-52H salió de la línea de producción en 1952. Los nuevos bombarderos nucleares B61-12 actualmente en desarrollo en los Laboratorios Nacionales Sandia dentro de la Base Aérea Kirtland en Nuevo México, están actualizando la tecnología que data de hace varias décadas, pero no estarán listos hasta 2020.
William Schneider, presidente de Services Planning International y ex secretario de Estado adjunto para Seguridad, Ciencia y Tecnología, dice que los misiles Minuteman III Intercontinentales basados en tierra o ICBMs fueron producidos en los 1970 y necesitan un rediseño completo.
“Como señal de su antigüedad, todavía usan “floppy disks” (disquetes) y computadoras que serían consideradas reliquias en cualquier otro lugar”, dijo Schneider a la Voz de América.
Y la pata más sobrevivible de la triada nuclear, los submarinos de la clase Ohio, su vida útil ha sido extendida de 30 años a 42 años y comenzarán a ser retirados en la próxima década.
Años de insuficientes fondos y falta de atención han llevado a esta situación.
“Si vamos a mantener una fuerza segura, fuerte y efectiva, vamos a necesitar reemplazar los sistemas existentes y extender la vida de las armas nucleares que tenemos”, dice Frank Klotz, ex vicesecretario de Energía para la Seguridad Nuclear.
En una reciente visita a Nueva México, Carter hizo hecho de esas necesidades de modernización, culpando a la distracción de las guerras en Irak y Afganistán en el retraso.
Actualmente el programa nuclear estadounidense ha quedado 20 años detrás de los programas chinos y rusos, de acuerdo a Schneider.
“Eso en sí miso es una fuente de inestabilidad y algo que necesitamos corregir”, agregó.
Se tiene previsto invertir $108 mil millones de dólares para la actualización en los próximos cinco años, si el Congreso se pone de acuerdo.