Brasil dio el sí a la construcción de una represa hidroeléctrica Belo Monto después de años de lucha medioambiental por la destrucción amazónica que causará el proyecto.
El Instituto Brasileño de Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (IBAMA) aprobó definitivamente la construcción de la represa hidroeléctrica que costará $17.000 millones de dólares.
Las instalaciones que se edificarán sobre el río Xingu, afluente del Amazonas, no entrarán en funcionamiento hasta 2015, cuando se espera que el proyecto de 11.200 megavatios provea de energía al rápido crecimiento en el consumo de Brasil.
Brasil contará así con dos de las tres represas hidroeléctricas más grandes del mundo, por detrás de Las Tres Gargantas, en China, e Itaipu, en la frontera entre Brasil y Paraguay.
La Justicia y los reclamos de grupos ecologistas y pobladores nativos de la zona en la que se emplazará el embalse habían conseguido detener la concesión de la licencia que la empresa Norte Energía viene solicitando desde enero.
Norte Energía, el consorcio que ganó la licitación para la construcción y administración de Belo Monte, está formado por el holding estatal Eletrobras, el segundo mayor fondo de pensiones de Brasil, Petros, y constructoras locales.
Pero el proyecto tiene 30 años de antigüedad en la lucha de los pobladores para evitar la destrucción medioambiental que el proyecto definitivamente causará en la Amazonia: la represa, de 6 kilómetros de extensión, desplazará a 30.000 habitantes de la zona, reducirá el volumen de agua del río Xingu en una extensión de 100 kilómetros e inundará grandes áreas de tierras y bosques.