Los mercados de las pulgas son grandes lugares para encontrar objetos extraños e increíbles para quienes deseen darle un toque de época a sus hogares con piezas únicas, y la capital colombiana cuenta con uno muy bien suministrado y variado.
Radios, teléfonos, televisores, máquinas de escribir, vitrolas, porcelanas, baúles, libros y juguetes, con toques especiales y, algunas veces, de única edición, son algunos de los objetos que se pueden encontrar en el ya tradicional mercado de las pulgas de Bogotá.
A muchos, como a Juanita Echeverry, les gusta visitar este lugar a comprar cosas de segunda mano y antiguas para decorar su casa porque las puede encontrar a muy buen precio y en perfecto estado.
“Este televisor me costó 100.000 pesos (unos 24 dólares), me voy feliz, es un Hitachi, un superclásico, la verdad es que yo tengo una gran debilidad por las cosas antiguas”, dijo Echeverry a la Voz de América.
“También logré comprar una máquina de escribir antigua, espectacular, que quedará superperfecta para decoración, porque además me gusta darle un toque especial a mi casa con estos objetos”, que considera el mercado de las pulgas conocido como San Alejo, en el centro Bogotá, lo “mejor en antigüedades” para la sala de su casa.
Este mercado de antigüedades, inaugurado en capital colombiana desde 1983, se ha convertido en un lugar donde visitantes, compradores, turistas y curiosos llegan para encontrar las joyas y reliquias para su hogar.
El lugar tiene declaratoria de “actividad patrimonial” desde hace más de 15 años y allí se pueden encontrar toda clase de 'cachivaches', como se le dice en Colombia y gran parte de Latinoamérica a aquellos objetos que ya no se utilizan.
“Aquí vienen personas que quieren abrir un bar a buscar botellas raras, las botellas más raras que se produzcan en nivel mundial. Yo vendo toda clase de botellas de licores de todas partes, porque la gente busca esas colecciones porque, ¿a quién no le gustaría tener una colección de botellas raras, no del montón, sino de botellas raras?”, dijo a la VOA el vendedor Ángel Sánchez Espitia.
Los domingos y lunes feriados, los únicos días de la semana que abre al público el lugar, son muchos los visitantes, ya sea locales y extranjeros, que se acercan a este mercado de las pulgas en busca de objetos especiales para llevarse, incluso se pueden hallar billetes y monedas antiguas colombianas.
“Yo vendo lanzas, vendo planchas, vendo estribos, vendo floreros, vendo cencerros, vendo caballos, vendo cascarones de balas, vendo olletas, vendo ollas, vendo pailas, vendo bandejas y otras cosas antiguas”, dijo Mercedes Santiago, quien lleva ofreciendo sus productos en este lugar por cerca de 30 años.
Las piezas se venden expuestas en carpas, en algo más de 300 pequeños locales. La mayoría de los vendedores se especializan en diferentes antigüedades, pero algunos se dedican a comercializar un único producto, desde lámparas de gasolina, campanas de bronce, tocadiscos, discos de vinilo y objetos de plata.
“Tengo cámaras de fotografía analógicas, algunas Canon de 1970, 1980 y 1990, otras Nikon de 1980; también vendo cámaras Sony. En este momento la más antigua que tengo es una camarita de los años 1950”, contó a la VOA el vendedor Guillermo Clavijo.
En este mercado de las pulgas se pueden hallar los productos a precios que van desde un dólar a entre 300 y 400 dólares.
¡Conéctate con la Voz de América! Suscríbete a nuestros canales de YouTube, WhatsApp y al newsletter. Activa las notificaciones y síguenos en Facebook, X e Instagram.