Nicaragua: tensiones entre el sandinismo y la Iglesia Católica datan de la década de 1980

Una mujer reza en la capilla de la Catedral de Managua, que sufrió daños en un incendio el viernes pasado. Foto, Miguel Bravo, VOA.

Las tensiones entre la Iglesia católica y el gobernante Frente Sandinista se remontan a la década de 1980.

La muchedumbre gritaba: “Queremos la paz”, agitando banderas rojinegras del Frente Sandinista que opacaban las amarillas y blanco de la Iglesia Católica, mientras el papa Juan Pablo II ofrecía por primera vez en Nicaragua una misa en medio del conflicto armado que vivió el país durante los años 1980.

Era marzo de 1983 y la nación centroamericana se encontraba en un ambiente polarizado, tras el derrocamiento de la dictadura de Anastacio Somoza y la formación emergente de una Junta de Reconstrucción Nacional compuesta por comandantes del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

El diario El País relató en un artículo de ese entonces que mientras el papa oficiaba la misa, los sandinistas lo vituperaban e interrumpían el acto religioso, hasta que giró su mirada hacia tres miembros de la Junta de Gobierno situados a la derecha del altar y exaltó: “La primera que quiere la paz es la Iglesia”. Entonces hubo silencio.

Doce años después, cuando el mismo papa Juan Pablo volvió a Nicaragua durante el gobierno de la presidenta Violeta Barrios de Chamorro en 1996, recordó ese hecho, al que se refirió como la “noche oscura” que llegó a su fin, en alusión al ambiente polarizado de la época.

Los diarios locales informaron que la misa se ofició ese día en orden y sin ningún tipo de incidentes y la Iglesia expresaba su deseo de olvidar el agravio al Pontífice.

Incidentes de vieja data

Teólogos, historiadores y hasta sacerdotes acusan al Frente Sandinista de haber arremetido contra la Iglesia católica desde que llegó al poder por la vía armada el 19 de julio de 1979.

El padre Edwin Roman ha denunciado que sujetos llegan a grabar sus misas. Foto de Houston Castillo, VOA.

Los analistas y activistas catalogan de graves violaciones a los derechos humanos los ataques a templos, a sacerdotes y las campañas de desprestigio a que han sido sometidos algunos religiosos por “criticar mucho”.

“En la década de los años 80 vimos la persecución contra la Iglesia. Siempre ha habido asedio, persecución contra todos aquellos que levantamos nuestra voz para defender a este país”, sentencia el padre Edwin Román, uno de los sacerdotes más críticos del gobierno sandinista.

Sin embargo, cuando Daniel Ortega perdió el poder en 1990 y posteriormente inició su campaña presidencial en 2004, pidió perdón por los ataques a los religiosos, pese a que algunos advirtieron que era una estrategia política.

Vuelven los ataques

Ortega regresó al poder en 2007 y en abril de 2018 se reanudó la tensión entre su gobierno la Iglesia, que tomó la decisión de abrir sus templos a los manifestantes y los heridos durante las protestas antigubernamentales iniciadas en abril de ese año.

Las agresiones, campañas de desprestigio y ataques a los templos volvieron al igual que en los 1980, e incluso se recrudecieron de tal forma que un sacerdote fue amenazado de muerte y enviado a Roma por decisión del papa Francisco. Otros fueron agredidos y sufrieron campañas de desprestigio.

Monseñor Silvio Baez, obispo auxiliar de Managua fue enviado a Roman tras conocerse un plan para asesinarlo, según denunció la iglesia. Foto de Houston Castillo, VOA.

Daniel Ortega, por su parte, acusó a los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) de azuzar a la violencia en el país y de ser “golpistas” durante un discurso en 2018.

Ortega reaccionó a la presentación por los obispos de una agenda de negociación para poner fin a la crisis que vivía el país. La agenda consistía en un adelanto de las elecciones a más tardar en marzo de 2019, reformas a la Constitución y reformas profundas al sistema electoral.

Crisis de 2018

La diatriba de Ortega fue precedida por un sinnúmero de ataques de simpatizantes del gobierno contra sacerdotes que acogían a manifestantes en los templos.

El obispo Abelardo Mata, secretario general de CEN, fue objeto de agresiones por grupos afines al gobierno, quienes le dañaron su camioneta el 15 de julio de 2018 y le gritaron por varias horas: “Judas, golpista y asesino”.

El sacerdote Edwin Román, -quien describe como una “dictadura” al gobierno de Ortega y su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo-, vivió en carne propia al menos en tres ocasiones los ataques de civiles armados afines al gobierno.

Román fue agredido por simpatizantes sandinistas, junto a una delegación de la Arquidiócesis de Managua, cuando se dirigían a una basílica en donde se había refugiado un grupo de manifestantes a quienes los fanáticos pretendían sacar por la fuerza.

Durante ese ataque fueron asaltados varios periodistas y heridos algunos sacerdotes, como monseñor Silvio Báez, quien meses después fue enviado a Roma tras advertencias de un supuesto plan para asesinarlo.

Román también ha relatado a la Voz de América que sus misas son grabadas por agentes del gobierno y denunciado que le han “infiltrado” a funcionarios de Ortega que se llegan a confesar diciéndoles que tienen armas para matar.

Este mismo sacerdote en una ocasión estuvo cercado sin electricidad ni agua potable por casi una semana, cuando prestó su templo para una huelga de hambre que hicieron 14 personas que exigían la liberación de reos detenidos por razones políticas.

La iglesia fue asediada por la Policía Nacional, que cercó el lugar y no permitió la entrada de agua ni alimentos.

Ataque a iglesia de la Divina Misericordia

El padre Raúl Zamora, párroco de la Iglesia Divina Misericordia, foto de Houston Castillo, VOA.

Otro de los episodios más intensos ocurrió en julio de 2018, cuando civiles progubernamentales con armas de alto calibre atacaron por más de 12 horas la iglesia Divina Misericordia, que hasta la fecha conserva en sus paredes las huellas de las balas.

En el lugar murieron dos jóvenes. El sacerdote Raúl Zamora, párroco de la iglesia, relató en ese entonces que pensó que iba a perder su vida por alojar a los jóvenes opositores.

“Yo sentía que esto era una violencia desproporcionada. No entendía por qué nos estaban atacando de esa forma”, rememoró Zamora.

La Catedral de Managua, uno de los templos más emblemáticos y grandes de la capital nicaragüense también ha sido objeto de ataques, como grafiti en sus paredes con frases como: “golpistas, curas violadores y terroristas”.

También sus sacerdotes han sido agredidos. El padre Rodolfo López fue arrinconado y golpeado por simpatizantes del gobierno.

La Iglesia a Ortega y Murillo pidió el 19 de noviembre de 2019 que tomaran acciones inmediatas para que se respetaran todos los templos católicos y que la Policía Nacional que retirara sus tropas “que asedian e intimidan la Catedral y nuestras parroquias”.

Otro incidente en catedral tuvo lugar durante el sepelio del poeta Ernesto Cardenal. En el lugar se apostaron simpatizantes del gobierno con banderas roja y negra gritando consignas afines a Daniel Ortega.

Ese día fueron agredidos varios periodistas como Hans Lawrence, del medio digital Nicaragua Investiga y David Quintana, de Boletín Ecológico. El incidente ocurrió frente a diplomáticos que asistieron a la misa de cuerpo presente del poeta Cardenal.

Durante más de cinco días la policía acordonó un templo en Masaya, Nicaragua. Foto de Houston Castillo, VOA.

Este año preelectoral, las profanaciones y ataques a los templos han vuelto a agitarse. El incidente más reciente fue un incendio originado en la Catedral de Managua el cual la Iglesia ha calificado como “un acto de terrorismo”.

“Con tristeza constatamos nuevamente el reiterado irrespeto y profanación de la Santa Eucaristía, así como el terrorismo y constante asedio a diversos templos católicos en fechas recientes; les invitamos a seguir unidos en oración”, dijo la Iglesia en un comunicado el lunes.

Las autoridades, por su parte, han descartado la posibilidad que sea un acto planificado y criminal, y han dicho que supuestamente se trató de un incendio accidental.